ACTUALIZACIÓN:
18 febrero 2025: Según datos de la NASA publicados este martes, el asteroide que podría arrasar una ciudad tiene ahora un 3,1% de probabilidades de chocar contra la Tierra en 2032, , lo que lo convierte en la roca espacial más amenazadora jamás registrada por las previsiones modernas. La trayectoria de un posible impacto se encuentran India, Pakistán, Bangladesh, Etiopía, Sudán, Nigeria, así como Venezuela, Colombia y Ecuador.
El asteroide 2024 YR4 tiene una órbita que lo lleva al interior de la región de la órbita terrestre en el sistema solar. Se estima que 2024 YR4 mide entre 40 y 90 metros de ancho y tiene una probabilidad muy pequeña de hacer impacto con la Tierra, el 22 de diciembre de 2032.
Según la NASA, este objeto es de particular interés para la defensa planetaria, principalmente, porque es lo suficientemente grande como para ocasionar daños en un área localizada, en el caso poco probable de que choque con la Tierra.
En segundo lugar, aunque existe una posibilidad muy pequeña de que 2024 YR4 haga impacto con la Tierra en 7 años más, ha duplicado el umbral de probabilidad de impacto inicial del 1% a 2,1% en los últimos días, lo cual justifica la notificación formal sobre este objeto a otras agencias gubernamentales de EEUU involucradas en la defensa planetaria, así como al Grupo Asesor para la Planificación de Misiones Espaciales y a la Oficina de Asuntos del Espacio Ultraterrestre de las Naciones Unidas, según los estatutos de la Red Internacional de Alerta de Asteroides para tales notificaciones.
Descubierto en diciembre pasado, descubierto por el programa ATLAS -Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides- desde Chile.
A medida que se obtengan más observaciones de la órbita del asteroide, se conocerá mejor la probabilidad de su impacto. Es posible que se descarte el peligro de impacto de 2024 YR4, como ha sucedido con muchos otros objetos que han aparecido previamente en la lista de riesgo de asteroides del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA.
Sin embargo, hasta ahora, por su tamaño y con una probabilidad de impacto superior al 1%, este asteroide cumple los criterios que han hecho que se activen 2 grupos de reacción avalados por la ONU: la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG).
De producirse el impacto, IAWN identificó como pasillo de riesgo el Océano Pacífico oriental, el norte de Sudamérica, el océano Atlántico, África, el Mar Arábigo y el sur de Asia.

INTENSO MONITOREO
Si bien los científicos aseguran que no representa una amenaza de extinción masiva como el asteroide que acabó con los dinosaurios, un impacto podría causar una devastación regional similar al evento de Tunguska de 1908, que arrasó 80 millones de árboles en Siberia.
Por ello el telescopio espacial James Webb interrumpirá su apretada agenda para realizar observaciones de emergencia, según una entrada de blog de la Agencia Espacial Europea (ESA). En marzo y mayo de este año, sus sofisticados instrumentos infrarrojos se centrarán en desentrañar los secretos de este misterioso objeto celeste.
Además de la intervención del Webb, China ha anunciado la formación de un equipo especializado en defensa planetaria tras el descubrimiento del asteroide, según el South China Morning Post. Esta iniciativa forma parte de una estrategia más amplia del país asiático, que incluye una misión de desvío de asteroides prevista para 2027.

Este movimiento de China complementa los esfuerzos ya existentes de la NASA y la ESA en el campo de la protección planetaria.
El informe sobre 2024 YR4 fue notificado por primera vez al Centro de Planetas Menores (el centro internacional de intercambio de información sobre cuerpos celestes pequeños y los datos de medición de sus posiciones) por el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS, por sus siglas en inglés), un organismo financiado por la NASA, el 27 de diciembre de 2024 desde Chile. ATLAS se compone de varios telescopios en diferentes lugares del mundo y es administrado por el Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawai.
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