
Por Marcio Villouta A. @marcio_villouta
Presidente DC Región de Aysén
Los próximos días y meses serán, sin lugar a dudas, de una intensidad y dinamismo como pocas veces se deben haber visto en nuestra historia republicana. Lo sucedido el 18 de octubre del año pasado, ha impuesto la oportunidad única para nuestra comunidad nacional que se levanta ya hace más de 140 días.
Lo anterior nos lleva a inmiscuirnos en un proceso de potenciales transformaciones económicas y sociales que deben iniciarse de manera formal el próximo 26 de abril, cuando se concurra a sufragar y como según se logra apreciar en los resultados de las encuestas triunfe el #Apruebo y además lo acompañe la decisión de que la futura Constitución sea escrita por un 100% de delegados electos popularmente.
Por estos días es fácil encontrar material gráfico, de ambas opciones, pero quiero centrarme en lo que dicen aquellos que invitan a “rechazar”, quienes argumentan que en vez de empezar todo desde cero, o desde una ‘hoja en blanco’, solo es necesario hacer reformas. Sin embargo, la respuesta es sencilla y contundente, debemos comenzar desde una “hoja en blanco” no porque todo esté malo, sino más bien porque es necesario cuestionar y construir desde una base sólida de participación ciudadana, donde se recojan las demandas, pero por sobre todo las aspiraciones de contar con una sociedad más justa que, además, se haga cargo de la desigualdad en todas sus dimensiones, para que no existan más oportunidades dependiendo de dónde naciste o donde vives.

En una época normal de campaña, nos llevaría a las próximas semanas a ver un despliegue como es cotidiano en época electoral, aunque sabemos está aún por evaluarse si mantener la fecha del 26 de abril, por la contingencia de Covid-19. Lo concreto es que, luego del Plebiscito se vienen las elecciones de concejales y alcaldes, como también la de una nueva autoridad regional, me refiero al cargo de Gobernador(a) Regional y, para el próximo año, las elecciones parlamentarias y presidenciales.
En consecuencia, se vienen meses decisivos para quienes esperamos y queremos que nuestros vecinos, familias y en general nuestro pueblo alcancen estándares de calidad de vida paralelos a los ingresos que como país tenemos y dejemos de lado la política del “chorreo” y comencemos desde ahora la discusión del Chile que queremos, qué desarrollo buscamos y cómo hacemos para que este avance sea de manera armónica con nuestro ambiente, nuestras particularidades territoriales. Esta tarea no solo es de quienes levantan la voz, sino más bien de todos.
La invitación esta cursada, ahora solo resta re-encontrarnos y comenzar la construcción del nuevo Chile, uno que comience desde una Carta Fundamental escrita y discutida en democracia y con el 100% de los responsables elegidos popularmente.
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