
Por Roberto León G.
Profesor de Inglés / Traductor
18 de octubre del año 2019. Aquella fecha nos será imposible de borrar de la cabeza, porque ese fue el día en que el pueblo volvió a alzar la voz ante la cantidad amplia de desigualdades: El sueldo mínimo, las pensiones y ‘la gota que rebalsó el vaso’ fue el aumento de precio del Metro, siendo éste el modo de transporte ampliamente usado en la capital independiente del nivel socioeconómico. En resumen, ese día será recordado porque “Chile despertó”.
Si usted, apreciado lector o lectora, es de levantarse temprano y salir a reclamar en la Plaza Baquedano o de Armas hasta tarde… ¡bravo!, le aplaudo. Usted tiene todo el derecho a salir a expresar su descontento junto a más personas.
Sin embargo, lo que me parece una brutalidad es que un pequeño grupo comience a alentar a más personas a saquear tiendas o a destruir material histórico. Cito un ejemplo: Saquear un supermercado Unimarc y tratar de incendiarlo, o las estaciones de tren subterráneo, romperlas hasta incendiarlas, con el fin de verlas arder imitando al mismo averno.
Lo que considero insólito es que la gran mayoría de los manifestantes le echen la culpa a Carabineros o a las Fuerzas Armadas, por los otros incendios en otras comunas como en Puente Alto o Maipú, en los supermercados o en pleno centro con el Cerro Santa Lucía. A pesar que circulan en las redes sociales a supuestos policías que son los que inician tales destrozos, me cuesta creerlo. En realidad, ya no sé en quién creer, debido a mucha noticia falsa que circula (fake news).

Llevamos un mes y seguimos en las mismas. Dudo que esto se llegue a solucionar debido a este descontento que nos afecta, estemos a favor o no de las protestas. Si el gobierno no logra poner un límite, esto se va a descontrolar aún más.
Para terminar, espero que, como todos, se ‘calmen las aguas’ y se puedan resolver las cosas paso a paso. Seamos realistas, nadie puede hacer reformas de la noche a la mañana. Y si usted está en desacuerdo con algo que mencioné, hágase el favor de decírmelo cara a cara para discutirlo de manera civilizada. Gracias. ¡Viva Chile!
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