[OPINIÓN] Experiencias y creencias

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Por Roberto León G.
Profesor de Inglés / Traductor


Voy a contar una experiencia que pasé hace tiempo atrás respecto de una religión, que como muchas, gana tantos adeptos como detractores. Advierto de antemano que este artículo no pretende ataque alguno a ningún tipo de creencia.

Todo comenzó cuando acompañé a un amigo a su iglesia (el Salón del Reino en su argot) y al pisar dentro, me sorprendió la calidez que se tienen todos al saludarse, más aún el modo de ver la Biblia con la forma de preguntas y respuestas donde los fieles dan su respuesta. Mejor eso que estar callado 1 hora entera, en un hacer muy didáctico, que me trajo recuerdos del modo que el Padre Aldo revisaba si uno estaba atento a la prédica con su pregunta: “¿Qué dije recién?”, sacándonos una sonrisa.

Al año siguiente decidí participar con ellos, asistiendo a sus reuniones y fue mayor mi sorpresa al ver conocidos coyhaiquinos, cada uno con sus familias y todos vestidos muy elegantes, y por cada pregunta se sabían al revés y al derecho la “Palabra de Dios”…

“Cuanto conocimiento tienen sobre un libro que persistió varios siglos” pensé.

Comencé con mis clases bíblicas en casas gratuitas con un joven muy simpático a quien recuerdo con aprecio por su calidez y paciencia. Pasó el tiempo y en Santiago, mientras estudiaba Traducción, me uní a una congregación cercana y tuve el privilegio haber conocido a una familia muy cariñosa. Mi sorpresa fue mayúscula al fijarme que los padres son no videntes, pero su fe la encontré admirable, siempre contentos y animosos por seguir adelante.

Fueron mi segunda familia espiritual; me invitaban a almorzar o a tomar once con ellos, si sabían que estaba solo en casa. Buenas convivencias, todo sano. Hasta el día de hoy mis padres los recuerdan con estimación por su buen obrar.

Pero después supe que no todo es miel sobre hojuelas, porque ciertas medidas que, dicen deben aplicarse por mandato bíblico, hizo sentirme un tanto cohibido, por eso decidí no seguir asistiendo.

Supe mucho después que ninguna religión es perfecta. A lo que voy, en una sociedad libre, es que la gente puede creer lo que quiera, da lo mismo si hay islámicos, budistas, cristianos, o incluso agnósticos. Como decía mi abuelita: “Cada quien con lo suyo”. Quizá, usted apreciado lector o lectora se pregunte si creo en Dios, pero es una pregunta para la cual no tengo respuesta.

A pesar de todo, me siento agradecido, porque aprendí otros puntos de vista, conocí a personas excepcionales, me reencontré con ex compañeros y profesores de mi infancia que no veía hace tiempo y hasta enseñan oratoria… y todo eso gratis. ¿Qué mejor?  

Para acabar fue una experiencia interesante haber conocido puntos de vista variados y reencontrarme con gente que me conoce desde niño. Gracias a ellos por su hospitalidad. La frase de conclusión es del filósofo Immanuel Kant: “Solo hay una religión verdadera, pero pueden haber muchos tipos de fe”. Concuerdo con usted, señor Kant.

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