
Por Marcio Villouta A. @marcio_villouta
Ingeniero Forestal – Diplomado en Desarrollo Económico Local
De forma antagónica a lo que he señalado en la frase que, al parecer acuñó el dictador y emperador romano Julio César “Divide et Impera” (“Divide y Vencerás”), el título de esta columna motiva a pensar en lo contrario, porque sin duda la estrategia que muchos gobernantes, y quienes aspiran a serlo, es alentar y visibilizar más las diferencias que los puntos de encuentro.
En lo anterior, existen distintos ejemplos de cómo la fragmentación ha permitido mantener el poder a quienes no están ocupados de las reales dificultades de la comunidad y se empecinan a menudo en tan solo hacer prevalecer una estrategia que rompe las estructuras y evita la vinculación de los grupos de oposición.
Aunque hemos escuchado incansablemente el speech de que el triunfo pasado en las elecciones presidenciales fue por un amplio porcentaje, lo que no escuchamos seguido es que dicho porcentaje no es otra cosa que una mayoría dentro de una minoría. ¿Cómo es esto?, el análisis es bastante simple: en las elecciones pasadas el padrón electoral a nivel nacional indicaba que tenían derecho a votar 14 millones 347 mil 288 personas, no obstante, sufragó solo el 49% y, por tanto, es sobre este porcentaje que luego se calculan los porcentajes para cada candidato. Si seguimos en el mismo análisis, el 54,5% de quienes realmente votaron a ganador, no es otra cosa que el 26,7% del universo total de sufragios a conseguir, dicho de manera mucho más sencilla, es una mayoría dentro de la minoría, ¡así es! De esta forma vemos como la práctica de dividir, ha permitido otra vez vencer y gobernar a un sector político, en este caso a la derecha.
Pero cada vez que se abren las urnas, se logra ver cómo las fórmulas que van dirigidas en la lógica de diferenciación, cosa que me parece muy correcta y dentro de lo que además todos esperan. Ahora, que esa diferenciación se desarrolle con la utilización de subterfugios y verdades ‘a medias’, es otro tema. Es acá donde me parece que hoy existe la alternativa cierta de recuperar el poder para otorgar, nuevamente, un proyecto de largo plazo a nuestros país y región, porque seguramente son muchos los que están aburridos, asqueados de la eterna división y peleas en el ámbito político, sobre todo en la centro izquierda, donde la diversidad de ideología, doctrina y pensamiento hace más evidente el conflicto.

En los próximos meses se desarrollarán elecciones en todo Chile, dando inicio a un nuevo ciclo electoral, para comenzar el próximo año 2020 con las municipales y gobiernos regionales, y el año 2021 le seguirán la elección de consejeros regionales, parlamentarias y presidenciales. Esperemos sea esta la ocasión en que logremos una coordinación en temas claves que permitan identificar un programa de trabajo, que no solo permita abarcar 4 años, sino presentar una alternativa de mediano plazo con una carta de navegación clara y precisa de cómo hacemos para romper con las desigualdades que nos acompañan como sociedad.
En lo que depara el futuro político regional y nacional, no podemos permitirnos que siga prorrogando esta cultura de hacer política dividiendo, debemos centrarnos en los desafíos que tenemos como región y país en términos de desarrollo y que este desarrollo no solo involucre crecimiento económico, también desarrollo integrador en términos sociales y sostenible en términos ambientales.
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