Por Luis Cortés H.
Ciudadano de Aysén
Junto con la entrada a clases, marzo nos anunció también que de nuevo se abre en nuestra región, la discusión acerca de cómo se descontaminaría el aire, que producen las partículas de diámetro aerodinámico igual o superior a 2,5 (PM 2.5), que se produce por la emanación de humo producto del fuego casero para calefaccionar nuestras casas y para cocinar los alimentos que consumimos.
La razón principal que obligaría al sector público a generar nuestra energía eléctrica es que el 58% del pago que hacemos por la boleta de la luz es por generación, el 36% del valor es por Transmisión, y el 6% es por distribución, información aportada por Edelaysen. Aquí está el fondo del problema.
El año pasado participe escuchando y opinando en la llamada Mesa Regional Intersectorial Público-Privada por la Descontaminación Atmosférica, que lideró nuestra primera autoridad regional. Esto implicaba que estaría atento a las conclusiones y ahí concurrimos a los salones del Gobierno Regional de Aysén, el viernes 22 de marzo recién pasado, a las 11 de la mañana, a escucharlas. La decepción no fue total, pues algunas medidas mitigadoras se echarán a andar y ello ojalá sea los más pronto posible. Sin embargo, ninguna de las medidas a corto plazo soluciona el problema de fondo. He repetido en varias oportunidades, humildemente, desde la ciudadanía, que la única manera de acabar con la contaminación en Coyhaique y en otras capitales comunales de nuestro Aysén es Generar Energía Eléctrica.
Están dadas las condiciones producto del aprendizaje que nos han entregados los avances que se han producido en Chile en el tema energético. Recordemos que hace 10 años, no más, Chile se apagaba y uno de los argumentos que se esgrimía por sectores interesados era: “si no se ejecuta el proyecto HidroAysén, Chile quedaría a oscuras”, y el tiempo ha demostrado que aquello no era verdad. Así las cosas, hoy en Chile ya no existe un riesgo sistémico que ponga en duda la capacidad de generar energía eléctrica, por ende, los conflictos de los proyectos no se traducen finalmente en un desafío de viabilidad técnica, sino más bien de legitimad social. Y es en esta lógica, que me atrevo a asegurar, que si el sector público se decide a generar energía eléctrica, esto nos permitiría entrar con nuestra energía eléctrica para calefacción a la casa de todos los ayseninos. Entonces, la calefacción por leña verde pasa a un tercer plano y así, de paso, se termina con la contaminación, esto se puede hacer ahora. Están los recursos hídricos, eólicos, biomasa, por ejemplo, y que están por doquier en cual parte de nuestro territorio regional.
Pero ¿cuál es el problema? Debemos los ayseninos generar una alianza público-privada, donde el sector público, el Estado GENERE la energía y la empresa privada Transmita y Distribuya la misma energía eléctrica. La razón principal que obligaría al sector público a generar nuestra energía eléctrica es que el 58% del pago que hacemos por la boleta de la luz es por generación, el 36% del valor es por Transmisión, y el 6% es por distribución, información aportada por Edelaysen. Aquí está el fondo del problema. Si hay decisión de generar nuestra propia energía y garantizar el suministro energético, los beneficios son incalculables, se produciría el despegue de Aysén, quiero decir que en menos de 10 años seríamos la primera región desarrollada de nuestro país, la energía eléctrica -esto todos lo sabemos- nos provee de luz, calor, alimentos, productos manufacturados y equipos diversos, transporte, automatización de procesos e incluso nutre nuestro ocio. Es pilar del desarrollo social, industrial y tecnológico. Es tarea de los gobiernos que entre sus objetivos de desarrollo social incluye garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible, moderna y de razonables costos para todos.
La discusión está abierta, el trabajo deben hacerlo todos los actores de la sociedad regional, argumento número uno; una inmensa verdad: La Contaminación.
Entonces, los parlamentarios a revisar y -si es necesario- cambiar la concesión definitiva que existe en nuestra región, concesión definitiva y que no se sabe por qué.
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