Por Roberto León G.
Profesor de Inglés / Traductor
Hoy hablaré de un problema que nos afecta a diario: La introversión. Para comenzar, mucho antes uno solía divertirse conversando o jugando cara a cara con su amigo, si uno tenía un problema se le contaba a un familiar o a un cercano que te escuchaba y consolaba, con buenos o consejos o máximo con un abrazo, pero actualmente todo eso se ha perdido gracias a una cosa que se ha apoderado de todos y nos controla diariamente: La Internet.
Está bien que se usen las redes sociales para contactarse con amigos o familiares que estén viviendo en otros países u otras ciudades, pero todo debería hacerse moderadamente.»
Actualmente todos poseemos alguna cuenta en una red social (Facebook, Instagram o WhatsApp) y se puede ver a muchas personas en la calle o en transporte público con el celular o, como yo le nombré, con “el juguete más completo para todas las edades”, mirando sus mensajes o algún video sin hacer contacto visual a su alrededor. Y por más increíble que suene, hasta grupos de amigos que están reunidos en restoranes o en los almuerzos familiares están todos usando su celular y nadie se dice ni una sola palabra, salvo el sonido de tecleo más un silencio que, para algunos es cómodo, e incómodo para otros.
¿Qué nos ha pasado? Estamos todos tan encapsulados en nuestra burbuja que con solo un aparato nos sentimos satisfechos y decimos por ejemplo: “Tengo amigos en Instagram”. Pero ¿dónde está el tacto o la presencia física de aquellas personas? Aquello es tan preocupante, que lo más probable es que a futuro vayamos perdiendo totalmente la capacidad del habla, debido a tanto silencio y nadie ve la cara de las personas o lo que pasa a su alrededor.
Nos estamos volviendo más tímidos que nunca. Quizás los colegios médicos la cataloguen como una especie de síndrome: El SMT, Síndrome Mundial de Timidez.
Es cierto una cosa: La tecnología ha avanzado a pasos agigantados haciendo que todo sea más rápido y ¿por qué no? más preciso. Por poner un ejemplo: Antes uno no podía avisar que estaba en tal sitio y que llegaría a tal hora, pero ya se resolvió gracias a la aplicación WhatsApp o GoogleMaps. Está bien que se usen las redes sociales para contactarse con amigos o familiares que estén viviendo en otros países u otras ciudades, pero todo debería hacerse moderadamente. Al juntarnos con amigos o en el trabajo, dejemos en silencio o apaguemos nuestros celulares para volver a sentir el contacto presencial, escuchar las voces de la gente que nos rodea, compartamos tiempo que será valioso, sentir que a uno le escuchan o ponen atención viéndonos a los ojos, ya que existe un famoso dicho: Los ojos son el espejo del alma.
Ya es hora que aprendamos a tener autodominio y no dejar que la tecnología nos domine por completo. Nosotros como personas somos más inteligentes que las máquinas, no nos dejemos vencer por ella y aprovechemos la hermosa habilidad oral que nos han inculcado desde nuestra niñez. No la desperdiciemos.
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