COLUMNA EPD: «La corrupción es un mal endémico»

 

Flecha epd Bajada OPINIÓN | En nuestra cultura chilena, desde la primera infancia, estamos bombardeados de prácticas y acciones que rozan lo incorrecto, o sino, la ilegalidad dentro de nuestra sociedad.

 

 

Por Eduardo Cruces Burgos
Presidente de la Corporación de Desarrollo Aysén por Aysén @LaloCruces 

 

 

©2014 Todos los Derechos Reservados El Patagón Domingo Ltda.

 

Hablar de corrupción es complicado en nuestro Chile. Por años nos hemos sentido como el país menos corrupto de Latinoamérica, al  compararnos con  la sociedad civil y militar de nuestros vecinos en la región.

 

Los hechos que afectan a la clase política de nuestro país, solo confirman lo que todos hemos sospechado desde siempre, que el dinero y la política están juntos solo para alcanzar el máximo poder posible que vaya en beneficio de los interesados. Es éste el fin último que motivó todas las acciones de corrupción que conocemos: obtener beneficios personales con el menor esfuerzo.

 

En nuestra cultura chilena, desde la primera infancia, estamos bombardeados de prácticas y acciones que rozan lo incorrecto, o sino, la ilegalidad dentro de nuestra sociedad. Desde temprano en la sala de clases, se aprenden las diferentes maneras  de copiar en las pruebas, la confección de los torpedos,  o de realizar el mínimo esfuerzos en los trabajos de grupo, siendo beneficiados por el trabajo de otros.

 

En reiteradas oportunidades me ha tocado ver cómo afanados padres traen los trabajos escolares de sus hijos en pendrive y los imprimen utilizando las impresoras y el papel del  lugar de trabajo. Sin duda que se ven un sinnúmero de acciones que son reprobables, pero son práctica habitual, tal como no pagar el pasaje en la locomoción colectiva, hablar con el conocido para «sacarse el parte» de Carabineros, cómo evitar pagar los  impuestos, cómo conseguirse la licencia médica falsa, cómo adquirir objetos de lo más diverso, sin boleta y sin saber su origen.

 

La corrupción también llega a las empresa del retail, las financieras, la colusión de las farmacias, las AFPs, las Isapres, los bancos, etc., cuyos ejemplos son por todos conocidos y no vale la pena repetir. Mención aparte es cómo influyen las empresas farmacéuticas en la venta de medicamentos, al regalar pasajes para asistir a congresos o seminarios a determinados médicos que tienen que prescribirlos. Estas prácticas están reñidas con la ética, pero son habituales de verlas y sin duda, persisten porque no pasa nada al hacerlas. Es decir, es la impunidad lo que permite la perpetuación de los vicios de nuestra cultura.

 

Es por eso que lo acontecido en el último tiempo son señales potentes que obligan a tomar medidas drásticas y radicales, que permitan un verdadero cambio en nuestra sociedad. Y en eso colaboramos todos. Debemos incorporar los valores de la ética  y la  decencia en lo mas profundo de nuestro ser, entender que ése no es el camino y terminar de una vez con las malas prácticas corruptas que están enquistadas en nuestra rutina diaria. Es una tarea titánica, dado que serán necesario por lo menos una o 2 generaciones para convencer que ser honesto y honrado es bueno, que fortalece el espíritu y da dignidad a la persona.

 

Comentarios a: contacto@elpatagondomingo.cl 

 

 

    

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