COLUMNA EPD: «Mujer en el campo laboral, un desafío pendiente»

 

Estamos en un proceso de transformación profunda. Se trata del crecimiento sostenido de la jefatura de hogar femenina, la que según la encuesta Casen 2011, se ha duplicado en los últimos 20 años; pasando de 20% en la Casen 1990, a un 39% el año 2011, a nivel nacional. Aterrizando estas cifras a nivel regional 13 mil 299 hogares tienen esta realidad social lo a que porcentajes se traduce en un 43%.

 

 

Por María Francisca Rojas C.
Directora Sernam Región de Aysén

 

 

COL DIR SERNAM
Sabido es que la Mujer como parte de la fuerza laboral, cada vez ha ido adquiriendo mayor protagonismo, en los distintos rubros productivos de nuestro país. Si bien esta incorporación es cada vez mayor, esta no ha ido de la mano con igualdad salarial. Ya en una columna anterior mencioné cifras que dan cuenta de esta injusticia, que se da en todas las áreas y estamentos laborales.
 

 

Me gustaría detenerme en datos respecto a la participación laboral de las ayseninas. Según el Informe de Empleo Regional (INE Enero – Marzo 2013), la población en la Fuerza de Trabajo fue de 55 mil 840 personas. De esa cifra 23 mil 250 eran mujeres. En cuanto a la tasa de participación laboral esta alcanzó el 59%, versus la tasa nacional que fue de 48,5%. En cuanto al número de ayseninas ocupadas alcanzó la cifra de 21 mil 820, mientras que el número de hombres ocupados: llegó a 32 mil 780. Además, la tasa de desocupación fue en mujeres de un 6,1% y en hombres llegó a un 3,7%.

 

Estos números reafirman la tesis de esta columna, pero también denotan una realidad como sociedad y es que estamos en un proceso de transformación profunda. Se trata del crecimiento sostenido de la jefatura de hogar femenina, la que según la encuesta Casen 2011, se ha duplicado en los últimos 20 años; pasando de 20% en la Casen 1990, a un 39% el año 2011, a nivel nacional. Aterrizando estas cifras a nivel regional 13 mil 299 hogares tienen esta realidad social lo a que porcentajes se traduce en un 43%.

 

Todo lo anteriormente expuesto está relacionado, porque sabido es que las jefas de hogar están a cargo de las responsabilidades familiares. Esto limita su acceso al trabajo remunerado, a la capacitación y a la información de derechos. Por consiguiente, las llevan a aceptar trabajos de baja calidad y con menor protección, a cambio de flexibilidad para compatibilizar el trabajo remunerado con el trabajo doméstico y las responsabilidades familiares. Como Gobierno y en especial como Sernam, estamos impulsando políticas públicas para abordar esta realidad. Esto, porque entendemos que colocar a las mujeres en el centro de nuestro quehacer es una herramienta para avanzar hacia una mayor equidad e igualdad entre mujeres y hombres.

 

Tal vez pudiera parecer majadero mencionarlo, pero cuando una mujer trabaja remuneradamente, no sólo se hace más autónoma en lo económico, también obtiene capacidad de tomar decisiones, independencia; mejora la confianza en sí misma y la autoestima de su propio valor como persona. También influye de manera positiva en la disminución de la pobreza y en la mejora de la calidad de vida de ellas y sus familias. Si logramos esta meta tendremos un Chile mejor para todos y todas.

 

 

 

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