COLUMNA EPD: «La Mesa ya no es Social…»

La verdad es que tras la reunión del viernes 23 de agosto en un lodge coyhaiquino, entre el Presidente de la República y los 2 principales voceros de la Mesa, Iván Fuentes y Misael Ruiz, quedó la sensación en la comunidad que se perdió la huella. Mientras, el esfuerzo de los voceros estuvo por descomprimir la presión ciudadana, las autoridades regionales en su afán de discursear avances llegaron a cifrar inicialmente en 90% el cumplimiento del petitorio de la Mesa, para luego con el Presidente al lado, tener que asumir que el indicador era de un 70% de avance y, finalmente, en un balance realizado postvisita presidencial,  llegar a decir la intendenta Cuevas que “al menos” es un 60% el compromiso concretado con la región.

 

Por Claudio Díaz Peña (*)
cdiaz@elpatagondomingo.cl / @claudio_diazp

 

Es difícil entender lo que está ocurriendo con la Mesa Social de Aysén por estos días. Han pasado más de 5 meses desde que concluyeron las movilizaciones a fines del mes de marzo de este año, y las señales del referente regional ciudadano que levantó 11 demandas en un petitorio, que llegó hasta las más altas autoridades de La Moneda, hoy parece estar con «freno de mano».

En junio pasado, ya anunciaba su retiro el conglomerado encabezado por Patagonia Sin Represas, que más allá de lo que se diga, sin duda, le dio una operatividad a la movilización bastante amplia. Esta semana, fue la mesa del sector público, la que virtualmente anunció su «bajada» de la Mesa. Ambos referentes, ANEF y Antirepresas, dijeron claramente que a través de la Mesa Social ya no deseaban seguir «negociando» con el Gobierno.

Extraña declaración si es que no se dice –de paso- que la Mesa pasó a mejor vida. Porque precisamente ésta se constituyó, tras concluir la movilización de 40 días, para negociar y monitorear los 11 puntos demandados con el gobierno. Sin embargo, la sensación hoy, es que no se ha logrado avanzar, al menos no al ritmo esperado, ni cómo cada uno visualizó el escenario postmovilización.

¿Qué pasó entonces en estos 5 meses…?

Algunos ya han mencionado que el periodo preelectoral de este año conspiró para desatender el correcto seguimiento de la negociación. Los políticos, los dirigentes de partidos de oposición, que en los primeros momentos  se sumaron a la masiva participación ciudadana, hoy no enarbolan los discursos de respaldo de hace 6 meses, tampoco emplazan a las autoridades sobre lo que falta hacer o apurar en cuanto a las demandas ayseninas… Literalmente, los políticos no existen, desaparecieron en este plano.

De la visita que extendió HidroAysén a los dirigentes para conocer el proyecto en Cochrane, mejor ni hablar. Fue también una clara invitación a evidenciar las «sensibilidades internas» que convivían en la Mesa , esas que parece que nunca se sinceraron desde la raíz y que hoy tienen con sentimientos cruzados a Iván  y Misael, en grupos contrapuestos y parece que irreconciliables, tras algunos dirigentes aceptar el viaje a la zona del río Baker.

Recuerdo las innumerables banderas negras desfilando por calles de Coyhaique, Aysén, y muchas comunas de la región, también las barricadas en las esquinas, la escasez de combustibles, las largas filas de vehículos y la violencia desatada durante la noche del 20 de marzo en el centro de la capital regional contra parte del comercio instalado.  Los enfrentamientos de muchos ayseninos y ayseninas con carabineros, la quema de vehículos policiales, saqueos a bodegas de alimentos, los bloqueos en los acceso principales de la ciudad y las declaraciones de Iván Fuentes y otros tantos dirigentes.

Pero también repaso las familias completas que salieron a las calles a marchar, a protestar y a exigir una mejor calidad de vida. Nadie sabía en que terminaría todo. Ni cuándo. Pero sí que había una oportunidad de avanzar después de tanto tiempo. Padres con sus hijos en brazos, o en coches, junto a otros tantos miles por avenida Ogana, varias abuelitas, adultos mayores, que ví en más de una oportunidad manifestándose, y por supuesto los jóvenes. Se desbordó, se rebosó la región de Aysén. Los titulares santiaguinos decían que el movimiento «Tú problema es mi problema» se fortalecía, que era un sentimiento colectivo, comunitario, regionalista, legítimo. Por esos días un gran letrero decía “Magallanes apoya a Aysén”, que orgullo. En Calama –ciudad hoy aún movilizada por sus propias demandas- reconocían una y otra vez que la «movilización aysenina» era un ejemplo para ellos y para todo el país. ¿Qué pasó con todo eso?

La verdad es que tras la reunión del viernes 23 de agosto en un lodge coyhaiquino, entre el Presidente de la República y los 2 principales voceros de la Mesa, Iván Fuentes y Misael Ruiz, quedó la sensación en la comunidad que se perdió la huella. Mientras, el esfuerzo de los voceros estuvo por descomprimir la presión ciudadana, las autoridades regionales en su afán de discursear avances llegaron a cifrar inicialmente en 90% el cumplimiento del petitorio de la Mesa, para luego con el Presidente al lado, tener que asumir que el indicador era de un 70% de avance y, finalmente, en un balance realizado postvisita presidencial,  llegar a decir la intendenta Cuevas que “al menos” es un 60% el compromiso concretado con la región.

Ojalá Pilar Cuevas no siga haciendo balances pues no sólo se le acabarán los porcentajes, también las ideas para  especificar con detalle las medidas en concreto que representan esos porcentajes. La cuestión es que si le preguntamos a cualquier aysenino o coyhaiquina que diga 4 ó 5 avances reconocibles logrados en estos 5 meses, probablemente no pueda mencionar siquiera un par…

Es extraño, pero al comenzar las movilizaciones regionales en febrero pasado, saltaron a la prensa las incendiarias palabras del ministro de Salud, Jaime Mañalich, cuando dijo en Puerto Ayspen que existía una “agenda anarquista” en el movimiento. Aunque el ministro debió salir rápidamente de la región, para todavía no volver,  hoy precisamente lo que le hace falta a la Mesa Patagona es orgánica, trabajo técnico, difusión y ese vínculo social que le carcterizó. Algo que dicen los propios dirigentes del sector público, que  anunciaron un ultimátum a Iván Fuentes y Misael Ruiz, antes de tomar la decisión de dejar el “movimiento”,  movimiento que de no darle un nuevo empuje, terminará por agotarse y detenerse, al no tener hasta ahora, más que la fuerza de la inercia…

 

 

 

(*) Es Periodista y Editor de Contenidos de EPD Comunicaciones Ltda.

 

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