Enriqueta Villarroel, contadora de profesión, fue exonerada por pensar distinto durante la dictadura, militante del Partido Radical desde siempre, su visión laica de la sociedad, con el concepto más amplio del ejercicio de la libertad individual y colectiva la hacían una persona distinta entre sus pares y entre los actores políticos locales, franca, honesta, tolerante, dispuesta al dialogo y a los acuerdos, generosa en un medio, donde no siempre se cultiva esa virtud.
Por Jorge Díaz Guzmán (*)
jdiazguzman@elpatagondomingo.cl
Desde que tenemos este encuentro con los lectores y cibernautas en EPD Noticias, esta editorial la hemos destinado a una reflexión respecto de temas coyunturales de la política, la economía, de los movimientos sociales o temas internacionales.
Esta vez, haré una excepción para referirme a una persona excepcional que ha partido. Dejó de existir la señora Enriqueta Villarroel Guerrero, seguramente para muchos, sobre todo los nuevos habitantes de Aysén y jóvenes, su figura y nombre no debe decir mucho, precisamente por ello, es que creo necesario relevar su paso por esta parte de la Patagonia.
Fuimos muchos los que tuvimos el privilegio de conocerla, saber de su pasión por la vida ciudadana, su compromiso con la cosa pública, de sus valores republicanos y democráticos, en fin, su dimensión de gran persona.
Enriqueta Villarroel, contadora de profesión, fue exonerada por pensar distinto durante la dictadura, militante del Partido Radical desde siempre, su visión laica de la sociedad, con el concepto más amplio del ejercicio de la libertad individual y colectiva la hacían una persona distinta entre sus pares y entre los actores políticos locales, franca, honesta, tolerante, dispuesta al dialogo y a los acuerdos, generosa en un medio, donde no siempre se cultiva esa virtud.
En muchas ocasiones, estuvo al frente de su partido, en los tiempos donde ser dirigente no era nada de fácil. Para Enriqueta Villarroel luchar por la democracia nunca fue un sacrificio, concurrir a reuniones, a veces clandestinas, para ella un compromiso ineludible. Nunca hubo una excusa, estaba siempre dispuesta a correr riesgos si el objetivo era colectivo, tampoco se negó por temor suscribir una declaración en oposición al autoritarismo, su rúbrica siempre fue la primera en estamparse.
En la corta vida política de Coyhaique, hay muchos nombres destacados y entre ellos, debiera resaltar siempre el de Enriqueta Villarroel Guerrero.
Fue activa dirigente cuando se firmó el Acuerdo Nacional, firmante de la Asamblea de Civilidad, fundadora de la Concertación Regional, integrante del Comando por el No, recorrió las localidades de la región promoviendo la unidad y los candidatos presidenciales de la Concertación, lo cierto es que hablar de su incansable entusiasmo y consecuencia sería interminable. Ojalá su nombre quede perpetuado en algún lugar de la ciudad.
La intención de esta semblanza sobre Enriqueta Villarroel es que las nuevas generaciones la conozcan y un llamado para que mañana cuando la conduzcan su domicilio final, la acompañemos y le rindamos el homenaje, que se merece esta excepcional persona.
(*) Es Comunicador Social y Director Ejecutivo de EPD Comunicaciones Ltda.

Add a Comment