La Encuesta Casen, que normalmente se usa para monitorear los niveles de pobreza, sirve también para medir la riqueza. Este instrumento, señala que en Chile existen 4 mil 500 familias, que tienen un ingreso promedio mensual de $19 millones, representando, poco más del 0,1% de los hogares más ricos del país.
Por Jorge Díaz Guzmán (*)
jdiazguzman@elpatagondomingo.cl
La discusión del sueldo mínimo, el reclamo de los pescadores artesanales por los recursos del mar; la educación superior gratuita, la carga tributaria a las utilidades, los costes de la salud, el acceso a la vivienda, etc., tienen como finalidad, se supone, generar en las grandes mayorías un mayor grado de bienestar social.
El bienestar social, en la teoría, es el fin último que proponen los distintos modelos de organización político social; el cómo los actores de la sociedad en su conjunto, contribuyen a que las personas, individualmente, sientan grados de satisfacción, y cómo, a partir de ese estado, la sociedad funciona armónicamente.
Nuestro país, a ratos tiene la sensación que podemos lograr o acercarnos a un estado de satisfacción, sin embargo, los caminos para llegar a él, parecieran no estar muy claros por la elites criollas y las distintas escuelas económicas se disputan las fórmulas.
Hoy, a la cabeza del gobierno de Chile está instalado un hombre de negocios, exitoso individualmente, y de seguro, muchos de los que votaron por él, apostaron a que implementaría políticas públicas para, que el conjunto de la sociedad, disfrutara del crecimiento económico que él prometió impulsar.
El bienestar social es más que el éxito económico individual de las personas. No basta con la maximización de las utilidades, y ha quedado demostrado con la crisis económica mundial. Porque cuando unos pocos logran grandes excedentes, los más, que contribuyen con el esfuerzo colectivo para que ello ocurra, no participan de esas utilidades, sino que solo son considerados como parte de la estructura de costos.
Según un estudio realizado por la Fundación SOL, a partir de los datos entregados por la Encuesta de Caracterización Socioeconóm
En contrario, existen 2 millones 550 mil personas que viven en condiciones de pobreza, es decir, no satisfacen las necesidades mínimas para vivir, a ello agréguele un 3% más de extrema pobreza, o sea, indigentes. Los otros casi 14 millones de chilenos, luchamos diariamente para acceder a los bienes y servicios que nos proporcionan bienestar y por no caer a ese 15%, que por más que lo intente, el modelo los excluye.
Pareciera entonces, que la discusión que plantean los denominados grupos de presión social, no lo hacen solo por reivindicaciones económicas, que la luz de los antecedentes de nuestra encuesta Casen, son más que necesarias, sino que la discusión debiera darse desde la perspectiva ética y en el cómo organizamos la sociedad, para que efectivamente logremos el anhelado bienestar social sin exclusiones.
(*) Es Comunicador Social y Director Ejecutivo de EPD Comunicaciones Ltda.

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