Ayer, muchos miramos, seguimos y acompañamos a Iván Fuentes y a los 14 dirigentes que volvían de Santiago, en su caminata de más de 2 kilómetros desde las afueras de Coyhaique, hasta llegar frente a la plaza de armas. Nunca vi antes algo así en la historia reciente de Chile, que no tuviera que ver con un acto de campaña o de candidatura. Esto, de verdad, era puro agradecimiento.
Por Claudio Díaz Peña (*)
cdiaz@elpatagondomingo.cl / @claudio_diazp
Cuando mi abuelo se refería con admiración a uno de sus amigos o, todavía más, a presidentes que gobernaron nuestro país como “Gabito”, decía: “ese hombre es un gran tipo”. Más allá del “afán Radical” del que puedo acusar a mi abuelo, sinceramente estoy convencido que algo de eso, es lo que en definitiva ha ido calando en la percepción de la opinión pública del país, respecto de Iván Fuentes y el Movimiento Social por Aysén.
Iván es un tipo que aunque nacido en Linares, llegó a esta parte de la Patagonia para cumplir un rol que se vislumbraba hace algunos años, cuando en las negociaciones de los pescadores artesanales encabezaba el discurso de realizar una “cirugía de cuerpo y alma” para acercar la solución con los gobiernos de la Concertación, y con las empresas salmonícolas.
Eran tiempos en que mientras las autoridades hablaban de la compleja situación económica, las dificultades de avanzar en el Congreso con las leyes del sector, y los empresarios de factoría sacaban cálculos más, cálculos menos en las exportaciones a Europa y EEUU, los “hombres de mar” hablaban de humanizar las condiciones en que cada día salían a arriesgar la vida en el traicionero litoral de Aysén.
Y es que no basta decirse “patagón”, como dijo un ministro al llegar a Coyhaique, para congraciarse con el pueblo de este extenso territorio. Por muy nacido y criado, o por muy venido y quedado que sea uno, más que decirlo, también hay que demostrar serlo.
Eso implica poder transmitir confianza, hablar con sentido común y de frente -a veces fuerte y duro- pero de frente.
Así, de esta manera, con Iván Fuentes, Chile ha podido saber un poco más de la Patagonia, pero de esa Patagonia que se vive día a día, no la que se promociona en los spot turísticos bilingües de Sernatur. Iván nos remarcó a cada segundo la Patagonia de “esos viejos” que laboran de cordillera a mar, esa Patagonia en que llamas “hermano” al que te merece confianza y respeto, y esa Patagonia que puede volcarse entera para demostrarle al país que está “privada”, con los dientes apretados y sin ánimo de dejarse atropellar, y que al otro día puede recibir con un cariño monumental a los suyos, reconociéndolos por su calidad humana, por su calidad patagona.
Ayer, muchos miramos, seguimos y acompañamos a Iván Fuentes y a los 14 dirigentes que volvían de Santiago, en una caminata casi mesiánica de más de 2 kilómetros, desde las afueras de Coyhaique hasta llegar frente a la plaza de armas. Nunca vi antes algo así en la historia reciente de Chile, que no tuviera que ver con un acto de campaña o de candidatura. Esto, de verdad, era puro agradecimiento.
En el trayecto, Iván con un evidente cansancio tras 40 días de batallar, no dejó nunca de recibir abrazos, aplausos, banderas, besos, guaguas, botellas de agua, fotos y vítores.
Pero todo esto no es sólo percepción aysenina, idolatría patagona o fanatismo sureño.
Para quienes tengan duda, hoy Radio Cooperativa aterrizó la realidad con datos duros. Su encuesta entorno al Movimiento Social por Aysén, realizado en conjunto a la consultora Imaginacción reveló entre lo más notable que el 91% de los encuestados apoya el movimiento aysenino, el más alto respaldo registrado en esta medición, desde que comenzó hace 3 años.
Otro dato que se confirma es que la gente rechaza la violencia, independiente de donde provenga. Más de la mitad de los opinantes (52,6%) rechazó los desmanes y bloqueos en Aysén, y 8 de cada 10 personas consultadas repudió la violencia y abusos de las Fuerzas Especiales de Carabineros durante el conflicto.
Sin duda Iván es el mejor evaluado con nota 5,6, en escala de 1 a 7. Le siguen los senadores Horvath (4,7) y Walker (4,5) que con nota azul aprobaron con una gestión que afortunadamente se puso detrás del Movimiento y no delante, como históricamente ocurre en estas situaciones.
El «trago amargo» es para las autoridades de gobierno que no lograron llegar al 4, en una evaluación a la baja tras las negociaciones que se extendieron por más de 40 días: Rodrigo Álvarez, 3,9: Rodrigo Hinzpeter, 3,7; y Pilar Cuevas 3,7. Técnicamente ninguno debería pasar de curso. Sin embargo, veamos, Álvarez acaba de renunciar a su cargo, Cuevas fue llamada a Santiago, para muchos anticipando la misma senda, y Hinzpeter, bueno, Hinzpeter sigue en La Moneda.
Iván tiene lo que inconscientemente todos buscamos en alguien a quien anhelamos seguir, y que es por donde deberían partir la mayoría de las autoridades, políticos y candidatos: tener la capacidad de demostrar que se es un gran tipo.
Más aún, Fuentes y Ruiz volvieron en gloria y majestad a su pueblo, con más mística que nunca, y es que ambos son la síntesis del Movimeinto. Hay discursos, pero también propuestas concretas; hay calidez, pero también fuerza; racionalidad, pero también pasión. Hay un sentimiento país, pero también un gran corazón patagón.
(*) Es Periodista y Editor de Contenidos de EPD Comunicaciones Ltda.
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