Martes 5 de septiembre 2011 – Columna de Jorge Díaz G.

Inequidad Social o Producto Interno… Bruto

Por Jorge Díaz Guzmán
jdiazguzman@elpatagondomingo.cl

Para nadie es un misterio, que uno de los grandes problemas de nuestro país es la deficiente distribución de la riqueza. Chile, desde hace más de 3 décadas, viene creciendo a una tasa promedio que supera el 5%, con peaks que han llegado a casi el 9 % en la mitad de los ’90, similar a los países asiáticos y a la actual China. Sin embargo, el estado de insatisfacción de la población chilena está haciendo crisis, por la gran diferencia que existe entre los mayores ingresos y quienes perciben rentas escuálidas, así lo señala el último informe de la Cepal y de la OCDE, cuando califican la distribución de la riqueza, como  inaceptable.

Según estas 2 organizaciones, en Chile, el 10 % más rico, posee un ingreso per cápita  78 veces más,  que el 10 % de menores ingresos.

El asombro de los economistas cepalinos y de la OCDE, ponen una luz de alerta, ya que ésta magnitud de diferencia, puede tener otro tipo de repercuciones en la sociedad chilena. Los informes señalan, que las familias más poderosas de nuestro país, acumulan un patrimonio, que ya supera los 70 mil millones de dólares, lo que supera el Producto Interno Bruto de países como Bolivia, Ecuador o Paraguay.

Este fenómeno, que se observa con preocupación desde el exterior, contrasta con otros indicadores, que nos hacen ver un poco mejor de parte de los observadores internacionales, entre ellos, nuestra estabilidad macroeconómica, la calidad de las instituciones, el desarrollo del mercado de capitales, la apertura comercial y la cobertura educación. No obstante estas virtudes mostramos serías deficiencias en Distribución del ingreso y pobreza, Calidad de la educación (relativamente baja) y Bajo nivel de inversión en innovación tecnológica.

Hoy, cuando gran parte de la sociedad pone en el debate, la necesidad de perfeccionar nuestro sistema democrático, mejorar el nivel del sistema educacional y mejorar, por la vía de una reforma tributaria, la distribución de la riqueza, perecieran estar en lo correcto.

Nuestro país, desde un tiempo a esta parte, se ha hecho un tanto adicto a las encuestas e indicadores, es decir los gobiernos, los empresarios, el sistema financiero e incluso los ciudadanos, tomamos algunas de nuestras decisiones, en función de datos estadísticos cuantitativos, los mismo que miden el crecimiento y la distribución de la riqueza.

Nos gustan los números y estamos pendientes; desde que lugar tiene nuestra selección en listado de la FIFA, hasta cual fue el terremoto más violento de la historia. Sin embargo, poco o nada nos preocupamos de los datos cualitativos, aquellos indicadores que dan cuenta de los niveles de satisfacción que tenemos como sociedad y poco le exigimos al «paladar de la vida», que da cuenta de los niveles de desarrollo que logramos como sociedad.

Este componente, que pone la mirada crítica hacia la sociedad, que impulsa la exigencia y eleva los estándares valóricos, ese reclamo que permite poner un poquito más de sentido ético a nuestras propuestas, el que tienden a mejorar los niveles de vida, es lo que nos falta para creernos el cuento de ser «desarrollados», y eso pasa porque aquellos, que durante las últimas 3 décadas, se den cuenta, que ya es tiempo que su riqueza no puede seguir acumulándose a costa de todo un país.

De lunes a viernes, de 14 a 15 horas, por www.radioventisqueros.cl/radio_online.html

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