La oportunidad histórica de Piñera
Por Claudio Díaz Peña
cdiaz@elpatagondomingo.cl
En 1996, tras 14 años de gobierno del PSOE, el Partido Socialista Obrero Español, dejó el gobierno que por 3 periodos seguidos mantuvo, luego de que cayera la dictadura de Francisco Franco. En 14 años, la fórmula de la socialdemocracia española frente al electorado se había desgastado. El entonces Presidente, Felipe González, fue quien pagó el costo de la inercia en que se había sumido el gobierno durante una década y media, no exento en su etapa final de casos de corrupción, peleas por el liderazgo interno y una descomposición política que se tradujo en que en 1995, las urnas se volcaran hacia la opción derechista con gran fuerza.
Así en 1996, llegó al poder un José María Aznar que refrescó la política, con el Partido Popular, quien simplemente tuvo que correr la cortina para mostrar las debilidades del desgastado PSOE, y generar las máximas simpatías entre los votantes ibéricos hacia un gobierno de derecha.
Sin embargo, la luna de miel entre el electorado español y la nueva administración de Aznar fue con altos y bajos, y hasta dramática. Pues la polémica decisión de el gobierno de Aznar de sumarse a las fuerzas de la OTAN en la guerra de Irak del año 2003 y contra el Talibán en Afganistán en 2001, cobraron varias vidas en el posterior atentado que sufrió Madrid, en el conocido ataque en la estación de Atocha el 11 de marzo de 2004, el ya lamentablemente famoso 11-M.
Y es que el cambio que propuso Aznar para ganar a la alicaída centroizquierda, fue poco a poco deteriorándose y quedando sin expectativas luego de 8 años de gobierno. Más impuestos, un cuestionado control de conservadores contenidos en los programas de educación y su adhesión a Bush en la política internacional dieron por cerrado –nuevamente- el apoyo al PSOE, en 2004, eligiendo a José Luis Rodríguez Zapatero como nuevo Presidente de España.
Es curioso, pero el caso español es bastante similar a lo que Chile ha vivido en las últimas 2 décadas. Ambos países salieron de largas dictaduras hacia un proceso democrático en que la población se abanderó, mayoritariamente, por una opción de centro izquierda con la aspiración a concretar los cambios sociales en democracia.
Pero hoy, no es un misterio que en Chile, la llegada del gobierno de la Alianza con Sebastián Piñera a la cabeza, tuvo gran parte de su éxito en el desgaste de la Concertación tras 20 años de gobierno.
Tras 16 meses de gobierno, a cargo de 2 partidos de la derecha tradicional chilena en democracia, muchos se han sorprendido cuando revisan las políticas de subsidios y bonos, y de asistencialismo que sin problemas se ha seguido promoviendo desde el gobierno que sustenta por definición el gremialismo.
Ciertamente Sebastián Piñera tiene hoy la oportunidad histórica de romper esa imagen de una derecha que está ideológicamente más asociada al mundo empresarial, al poder y a los negocios, que a la gente. Piñera, puede dar un salto si se atreve – como ha dicho- a realizar cambios relevantes y estructurales en la sociedad, para lograr una mayor justicia social en lo educacional, en lo laboral, en la salud, donde no sólo los bancos, las Isapres y las grandes empresas sean los únicos ganadores en el balance final del año, sino que también, el trabajador, el estudiante y la dueña de casa. Piñera, puede aspirar a dejar atrás la imagen histórica de la derecha y diferenciarse de lo que Aznar y el Partido Popular no lograron en España. Piñera tiene en sus manos la posibilidad de romper -de paso- ese conocido adagio que dice que la historia es un ciclo, que se repite una y otra vez, y que aunque a veces cambien los actores y el escenario, el guión vuelve a ser el mismo de ayer…
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