Las vueltas de la vida
Por Claudio Díaz Peña
cdiaz@elpatagondomingo.cl
Probablemente pocos recuerden la noticia qué se desató el 23 de agosto de 1992.
Claro, han pasado casi 2 décadas desde que esa noche de agosto, a poco más de 2 años de gobierno del DC Patricio Aylwin, en el programa “A eso de…” del canal Megavisión, el empresario Ricardo Claro lanzó una bomba política con decenas de esquirlas.
Ricardo Claro, panelista del programa junto a Jorge Andrés Richards y Jaime Celedón, era a la vez el mayor accionista del canal privado y presidente de Megavisión. En esa calidad, fue el autor de la primera vez, en que un programa -en vivo- de televisión en Chile, daba a conocer públicamente en una cinta de caset el registro de una conversación privada, entre el entonces senador RN Sebastián Piñera y su amigo, el ingeniero comercial Pedro Pablo Díaz.
El audio que Ricardo Claro puso -al aire- el 23 de agosto de 1992 en una radio Kioto por las pantallas de Megavisión, delataba una maniobra de un candidato a la Presidencia -Sebastián Piñera- para perjudicar a una precandidata a la Presidencia de la República de Chile -Evelyn Matthei-, ambos entonces del mismo partido: Renovación Nacional.
Este caso de montaje, denominado PiñeraGate, no sólo asentó el inmenso poder que en democracia podía alcanzar la prensa y la televisión, algo que se había olvidado tras 17 años de dictadura, también ponía en escrutinio la ética, la legalidad y, más aún, revelaba que una conversación telefónica -absolutamente privada- había sido intervenida, lo que dejaba en claro que en Chile existía el espionaje político.
La denuncia conocida este miércoles en la Comisión de DDHH de la Cámara de Diputados, sobre un eventual espionaje del Alto Mando de Carabineros a los teléfonos móviles de 5 diputados y 2 senadores de la Nación, ha vuelto a poner el tema del espionaje político en la pauta noticiosa.
¿Quién puede grabar nuestras conversaciones privadas? ¿Con qué fin se haría algo así premeditadamente? ¿Es confiable nuestra institucionalidad en términos de resguardar los derechos de cada ciudadano o ciudadana en lo privado? ¿Con cuánta frecuencia ocurre esto en Chile? Son sólo algunas preguntas que surgen cuando denuncias de esta laya salen a la luz pública.
Hasta ahora hemos sabido la fuerza con que desde el gobierno se justifica el “monitoreo» a la ciudadanía, o la infiltración de policías en las marchas ciudadanas. Incluso algunos «iluminados» desde el Congreso proponen mociones de proyectos de ley para evitar preguntas “hostigosas” de la prensa, como la del diputado RN Gaspar Rivas, curiosamente, del mismo partido que el actual Presidente Piñera, quien en 1992 insistía en «acorralar” con preguntas a Evelyn Matthei, y “repasarla” en la entrevista que enfrentaría en el programa de Megavisión, hace ya 19 años. Todo ello con la idea de “bajarla” de la carrera presidencial o al menos generar la percepción de que era «inestable» y «cambiante» en sus valores personales y políticos, y socavar así, su credibilidad entre los electores. Sin duda, toda una maniobra.
Pero más allá de saber lo peligroso que en algunos momentos pueden llegar a ser las ansias de poder, hoy parece que todo está en una tensa calma, luego que Sebastián Piñera llegara a la Presidencia de Chile, como militante RN, y por estos días, su entonces enemiga de partido y ahora militante UDI, Evelyn Matthei, como titular del Ministerio del Trabajo. No se olvide del amigo con quien Piñera -en 1992- fraguaba el montaje contra Evelyn Matthei -el ingeniero comercial Pedro Pablo Díaz Herrera- nombrado desde el año pasado, por el propio Sebastián, como embajador de Chile en Australia, donde ejerce en la actualidad.
¿Entiende ahora, por qué la mayoría ciudadana está lejos de la política?
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