Alguien te mira… ¡en serio!
Por Jorge Díaz Guzmán
jdiazguzman@elpatagondomingo.cl
El día de ayer en Londres, Andy Coulson, ex jefe de comunicaciones del Primer Ministro Británico, David Cameron, fue detenido por el Scotland Yard luego de una orden de la justicia de ese país, tras descubrirse que en su rol de redactor jefe del diario News of the Word, había ordenado “escuchas telefónicas” y el pago a policías para obtener información para el matutino londinense.
Este método para lograr ciertas pistas noticiosas o insumos de noticias, está absolutamente penado en los países desarrollados, más aún en Inglaterra, donde la privacidad de la realeza está normada de manera estricta. Esta práctica fue sancionada además, desde el punto de vista ético por los medios ingleses, como una manera de alejarse de este tipo de prácticas para obtener información.
En tanto en nuestro país, llamó la atención un llamado telefónico que recibió el periodista de Radio Biobío, Juvenal Rivera, desde el Ministerio del Interior, donde le exigían, en “tono no amistoso”, explicaciones por un tweet publicado la noche en que centenares de hinchas se reunieron en la Plaza Italia para celebrar el triunfo de la selección de fútbol chilena ante la mexicana. En la red social, Rivera se refirió irónicamente como si fuera el Ministro del Interior señalando «Hinzpeter: ‘esos hinchas que están en la Plaza Italia no representan a la gran mayoría silenciosa que no celebra’«, haciendo una analogía a lo que había expresado el Presidente Piñera cuando dijo, “voy a trabajar por esa mayoría silenciosa«, mientras miles de estudiantes se expresaban en la calles del país.
Pero más allá del hecho que motivó el twiteo del periodista y de la reacción de la oficina de monitoreo que implementó el gobierno, está la evidencia que efectivamente se está “espiando” lo que escribimos en la redes sociales, a través de un programa computacional, que separa los mensajes, que contienen ciertas palabras, en este caso, el apellido del Ministro del Interior.
Este hecho, en el caso de Chile, con el monitoreo de lo que escribe un periodista en las redes sociales; y el caso del periodista inglés, en Londres, que «pinchó» algunos teléfonos para obtener información de políticos y miembros de la realeza británica, tienen algo en común. Escuchar sin que el escuchado o leído, se dé cuenta que lo están monitoreando.
En Inglaterra, el periodista está detenido y sometido a la justicia, en Chile el periodista quedó «notificado» que cuando escriba el nombre de alguna autoridad u ocupe alguna palabra que de indicios de algún ilícito será llamado de alguna oficina gubernamental.
El caso del comunicador social de Radio Biobío, Juvenal Rivera, que fue llamado desde el Gobierno, señaló que no fue su intención atribuir su ironía al Ministro del Interior y, por su parte la vocera Ena Von Baer -quien dirige la oficina que monitorea las redes sociales- señaló que el periodista habría puesto entre comillas una frase que no había sido originada por el ministro Hinzpeter, por eso había sido llamado.
Lo curioso es que en torno a este hecho, no se refieran a que el Gobierno tiene un sistema que detecta lo que se emite desde las redes sociales y por tanto todos estamos sujetos a ser conminados a dar explicaciones por lo que decimos a través de Twitter y Facebook.
Para el presidente del Colegio de Periodistas, Marcelo Castillo, «en general ninguna institución del Estado debería presionar a los periodistas en cuanto a lo que opinan, ni en Facebook, ni en Twitter, ni tampoco en los artículos que ellos escriban para un diario».
Al final, creo que estas prácticas, lo que hacen es atentar e invadir la privacidad de las personas, como ocurrió en Londres; pero además conculcar la libertad de expresión, en el caso chileno, 2 valores que los ciudadanos debemos defender sin condiciones. Lo demás es simplemente coacción, que no se debe tolerar.
De lunes a viernes, de 14 a 15 horas, por www.radioventisqueros.cl/radio_online.html
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