El otro vía crucis
Por Claudio Díaz Peña
Escucha Después D – Martes 29 de marzo 2011
A pocos días de celebrarse Semana Santa, la Iglesia Católica Chilena avanza con una cruz más pesada que nunca, debido a las amplias denuncias de abuso sexual contra el sacerdote Fernando Karadima Fariña, caso que ha ido eventualmente comprometiendo a altos dignatarios del clero chileno.
Pepe Rodríguez, especialista en temas religiosos y doctor en Psicología de la Universidad de Barcelona en España, publicó en el año 2002 el libro “Pederastia en la Iglesia Católica, Delitos sexuales del clero contra menores, un drama silenciado y encubierto por los obispos”. En sus páginas, Pepe Rodríguez devela -hace ya casi una década- los escándalos que profusamente afloraban en diversos países del mundo, donde las víctimas abusadas por sacerdotes eran menores de edad. España, Francia, Irlanda, Polonia, Austria y Alemania fueron parte de los casos europeos emblemáticos. Entre ellos el del francés Pierre Pican, el primer prelado condenado por encubrir los delitos sexuales de uno de sus sacerdotes.
En Estados Unidos, el nombre del renunciado cardenal de Boston Bernard Law, representó el más bullado escándalo de un purpurado encubridor de sacerdotes pederastas. En 2002, 2l año que renunció el cardenal Law, la Iglesia Católica de Estados Unidos suspendió o ‘aceptó la dimisión’ de 177 sacerdotes sospechosos de pedofilia, en casos cometidos en los últimos 50 años y concernientes a 28 de los 50 estados del país. En Latinoamérica, la prensa se posó en Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo quien antes de morir en 2008 fue el centro de diversas denuncias en México, por abusar sexualmente de menores. Y Edgardo Storni, el ex arzobispo argentino que ponía a Dios como avalador de la bondad de sus abusos contra menores, son sólo algunos casos hasta ahora difundidos.
Hace unos días, se informó que la Iglesia Católica holandesa indemnizará a más de 2 mil víctimas de pederastia, abusadas por sacerdotes desde 1945. Lo mismo hizo la Iglesia Católica Alemana en 2010. Distinto es el caso de la Iglesia Católica en Estados Unidos donde aparte de la crisis espiritual, acusa hoy una crisis económica, y varias diócesis se han declarado en suspensión de pagos, lo que afectará las compensaciones económicas ofrecidas a las víctimas, para evitar que fueran a juicio.
En la última década, los antecedentes contra el clero católico son vastos, y suman y siguen a diario, sin estimarse aún la verdadera dimensión global de estas situaciones, pues por mucho tiempo una efectiva ‘política del avestruz’ permitió proteger a la Iglesia de cualquier escándalo público.
Afortunadamente, tanto en Europa, como en Estados Unidos y en Chile la sociedades son capaces de enfrentar con altura de mira lo que siempre fue un secreto a voces, amparadas en una justicia eficaz y eficiente, y donde pareciera que la impronta de las bases católicas son las que han obligado a que el Vaticano se decida por controlar la pedofilia y combatir el encubrimiento.
Si mejorar la selección de los candidatos al sacerdocio es la clave de los problemas o si el celibato es un tema a reconsiderar; ello no coarta entender que la pederastia es una enfermedad y el abuso de menores un delito. De ahí que sea más que relevante esclarecer cada caso que llegue a la justicia, no sólo por la necesaria reparación de las víctimas, o por la tranquilidad de los fieles católicos, también porque la propia Iglesia señala que el pecado se redime con el arrepentimiento y la verdad, algo que en nuestro marco jurídico implica el derecho de los ciudadanos a conocer vía tribunales ordinarios si se han cometido delitos y sobre ellos aplicar sanciones con pena aflictiva, demostrando una vez más que no sólo los católicos son iguales ante Dios, sino que también en Chile todos somos iguales ante la ley.
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