¡Nubes Radioactivas, No Gracias…!
Por Claudio Díaz Peña
Hoy Tokyo quedó a media luz. Tras el terremoto y el tsunami de hace una semana, la capital nipona hace frente no sólo al más grave accidente nuclear en su historia, sino que además a sendos cortes de luz a diario que pueden durar meses a la población.
Los tokiotas están viendo cómo depender casi exclusivamente de la energía nuclear para abastecer su consumo de electricidad hoy les pasa la cuenta. No sólo en lo económico, no solo en la calidad de vida, también en la seguridad nacional, y en su propio riesgo vital.
Por estos días, en Chile se ha intentado «acotar» el efecto nipón en nuestra economía, claramente se está diciendo que no tendremos otra crisis asiática -como vivimos en todo el mundo a fines de los ’90-. Pero aunque los efectos del ‘tsunami bursátil’ llegan por ahora con poca fuerza, se proyecta a mediano plazo que las siguientes olas se reflejarán en Chile, una vez que se cuantifique exactamente el efecto de los daños en la isla de los samurai, que sin duda sumergirán a Japón en un periodo de recesión inevitable. El país donde más de 127 millones de personas son gobernadas por una monarquía constitucional, deberá crecer más para financiar su reconstrucción nacional, con el consiguiente alza del precio de las materias primas en el mundo, ante la demanda en el país del emperador Akihito.
Pero claramente, el impacto más inmediato y principal de lo que hoy ocurre en Fukushima se sentirá, aunque parezca obvio, en la energía nuclear. Claro, porque la amenaza radiactiva ya dio su golpe en la opinión pública mundial. Hace 2 semanas atrás, países y los ciudadanos depositaban su plena confianza en que los riesgos de las plantas nucleares podían controlarse y que eran un modelo aceptable para reducir los niveles de CO2 en la atmósfera.
Hoy el temor atómico se esparció como un efecto dominó en toda Europa y gran parte del orbe. Ante el desastre de Fukushima surgió el anuncio automático de una revisión de los parámetros de seguridad de cada planta nuclear en Alemania, España, Suiza, Francia, EEUU, Reino Unido y China, incluso algunos países han puesto en moratoria la vigencia de su sistema atómico, y junto con ello enfrentan un intenso y creciente rechazo popular.
Increíblemente, justo ahora, Chile está en la senda de cooperación nuclear con Estados Unidos en el marco de la visita a nuestro país del Presidente Barack Obama. Tal vez sea porque los expertos ya adelantan que no debemos asegurar que Fukushima traerá el fin de la era nuclear, pues más bien los países desarrollados que dependen de este modelo energético tornarán más estrictas sus niveles de seguridad, sin despreciar el uso de este tipo de energía y aumentando el precio de resguardar esa energía a los consumidores.
La pregunta es si países como el nuestro, que no cuentan con un desarrollo de tecnología propia, necesitan en el futuro contar con la energía nuclear. La respuesta podría estar en una celebre frase de Winston Churchill que dice: “Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad”…
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