El Grito de Magallanes – Opinión

«Ya no es la intendenta quien mantiene el orden público, el gobierno intervino la región»

Por Jorge Díaz Guzmán

Es consenso en los actores políticos y sociales del país que la medida de reajustar el precio del gas en Punta Arenas fue un error, una torpeza, una medida arbitraria y que además no consideró la variable política, ni social, y menos geopolítica.
Sin duda, que la impericia política del ministro de Energía y Minería, metió en un lío mayúsculo al Presidente de la República y a la Alianza por Chile. El cuadro no estaba previsto en la agenda, como casi todo lo importante que ocurrió el año recién pasado. Son los acontecimientos negativos generados desde el equipo gubernamental, los que llenan la agenda del equipo de la Moneda, la oposición una vez más llega de espectadora, sin tener mucho que hacer para incomodar al gobierno.

Pero más allá del diagnóstico, del por qué surge el problema en Magallanes. Está el hecho cierto, que una región cohesionada, fuerte, con arraigo territorial e identidad levanta la voz y el gobierno siente su grito. Lo escucha fuerte y claro, con más volumen  que el alcanzado por los mapuches en su huelga de hambre, más sonoro que el de los paros de la ANEF y con daños políticos aún no cuantificables. Todavía La Moneda no tiene tiempo para hacer una cuantificación de daños… está con el llamado de zafarrancho…, tanto es así, que por primera vez es el subsecretario del Interior quien toma el mando de la región. Ya no es la intendenta quien asume las medidas para mantener el orden público. Es decir, el gobierno «intervino la región», su gobernabilidad está en Palacio y cuando eso ocurre, es porque la situación es delicada.

El ministro del Interior sabe que la intendenta no dará instrucciones para reprimir a los magallánicos, porque lo que aún no se ha dicho, es que la señora intendenta Kusanovic renunció hace unos días y fue convencida en Santiago para que no lo oficializara. Ella es una destacada empresaria  turística que fue premiada por el gobierno de la Presidenta Bachelet por su capacidad empresarial y aporte al desarrollo turístico de Magallanes, ella no está dispuesta a pagar un costo político, por una decisión, que considera una torpeza y con la cual tampoco está de acuerdo, por eso la presencia de Ubilla en Magallanes.

Lo cierto es que el ejemplo de cohesión social y ciudadano de Magallanes tiene al gobierno en una encrucijada que no sabemos cómo resolverá, los caminos son pocos: desistir de la medida de alza al gas; generar una mesa de diálogo para abordar el tema de fondo, o mantener el alza hasta doblar la mano a los magallánicos.

Todas alternativas que están en la mesa de Hinzpeter, esperando  una demostración de fuerzas que no ha sido capaz de cuantificar.

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