Colorida intervención urbana en plaza Prat

   “Cada una de las personas que participaron quedaron con esa semillita de que participó y pudo hacer algo en una plaza de la ciudad y de ahí en adelante pueden pasar más cosas en cada una de esas personas. Para nosotras, incluso más importante que el resultado tangible, es lo que quedó en la gente. Ojalá podamos hacerlo en otras plazas, porque hay muchas que necesitan esa energía”, reflexiona Cecilia Basualdo, autora junto a la artista Catalina Correa del proyecto Fondart 2010 “Dándole color a mi plaza”.

Los murales son los telones de fondo de la nueva plaza, el más grande mide 3 metros x 24 metros, y el más pequeño 2 metros x 16metros.

   “La idea nace a partir de que nos dimos cuenta que construyen mucho con estos bloques de cemento gris y hay mucho muro pelao, y quisimos apropiarnos un poco de ese muro y hacer algo entretenido. Y de a poco se fue modificando y tomando forma. Encontramos el lugar que es la plaza Prat, que es muy transitada, tenía muros y muchos niños dando vueltas. Y pensamos en 2 maneras de intervenir que tuvieran relación con el espacio, por eso surgió la idea del mosaico y el mural. Y siempre ligado al trabajo con la gente, para que ellos se apropiaran del lugar, y así lo cuiden”, explica Cata Correa.

   Durante un mes se realizaron los talleres de mosaicos y muralismo, a cargo de 3 artistas visuales: Paul Arancibia y Rodrigo Burgos, profesores de mosaicos con experiencia de intervenciones urbanas en otras partes de Chile y en Francia;  y el reconocido Alejandro “Mono” González con su extensa trayectoria e historia en murales urbanos, a partir de su trabajo en los ’60 en la Brigada Ramona Parra.

Poco a poco la gente se fue entusiasmando y se fue “enganchando” con la experiencia de apoderarse de su propio espacio público participativamente.

  Hace poco más de una semana que la obra se concluyó e inauguró oficialmente, tras la participación de medio millar de niños y con el aporte de los vecinos de la plaza que facilitaron las extensas, pero coloridas y creativas jornadas colectivas.

   Vital, reconocen las autoras del proyecto, fueron los apoyos de personas como Erika Millaldeo del Consejo de la Cultura, Sename y también a Patricio Valenzuela del Municipio de Coyhaique, y a los profesores de arte del Colegio Altamira, Escuela Pedro Quintana Mansilla y Liceo Josefina Aguirre, quienes se involucraron, se comprometieron y siempre participaron con la mejor disposición. “Iban muchos niños y niñas aprovechando sus horas de arte, les pasábamos unas plantillas y trabajaban.  A veces se juntaban 2 ó 3 cursos a la vez y era muy entretenido ver lo motivado que participaban”.

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