Una historia que abrió camino en la Patagonia

Hoy, concejal por la comuna de Villa O’Higgins; ayer, parte del Cuerpo Militar del Trabajo que lo transformó, durante 17 años, en uno de los protagonistas de la transformación principal que sufrió la Patagonia Aysén en términos de su conectividad longitudinal.

Por Jorge Díaz Guzmán

 

   La construcción de la carretera austral, sin duda, ha sido una de las obras de ingeniería más importantes que se ha materializado en el país en el último tiempo. La historia de su construcción está por escribirse y, seguramente, serán muchas las versiones y protagonistas. Su historia está ligada a la dictadura del general Pinochet, a la del Cuerpo Militar del Trabajo (CMT), a la de miles de obreros que se pagaron con programas de empleo mínimo, a expropiaciones y fajas concedidas “voluntariamente”, de aventuras y aventureros, de ingenieros que se quedaron en la ruta hoy convertidos en empresarios turísticos, de mártires que asoman con sus animitas en las quebradas y de muchos recursos económicos esparcidos en puentes, carpetas de rodados, taludes y maquinaria.

  Senda de penetración, camino longitudinal, carretera, lo cierto que es una ruta que debiera unir el sur de Chile con la Patagonia, y por ello pudiera llamarse Ruta Transpatagónica o algo similar, porque atravesar la Patagonia chilena es una aventura, que muchos quieren vivir como la travesía de sortear un territorio recóndito del planeta.

   Uno de los protagonistas de este tramo de conectividad austral es Waldo Ríos Iturra, un ciudadano que tuvo la suerte de iniciar, en 1981, su carrera de soldado en el regimiento ingeniero en el kilómetro 0, en Ralún, Región de Los Lagos, y concluir su camino en el kilómetro 1.169, donde finalmente quiere quedarse. Tanto es así, que fue electo concejal (UDI) de la comuna que se levanta al final de la ruta, a los pies de los Campos de Hielo Sur: Villa O’Higgins.

 

Mil 170 kms de vida

 

   Para Waldo Ríos, los 1.170 kilómetros son la vida misma. Su trayectoria como oficial de Ejército, experto en explosivos, los vivió en campamentos, barracas, carpas o a campo traviesa, testigo de las inspecciones, que cada año hacía “el General”, y de las licencias que tenían para reclutar a civiles pagados por los programas de empleo mínimo, entonces el PEM y POHJ, para las faenas más duras del tramo El Arena-La Junta. 

   Su participación en la construcción del camino longitudinal austral comienza desde Chaitén hacia Santa Bárbara y Caleta Gonzalo, una faena que se inicia con la fuerza de trabajo de los militares del CMT y con civiles de los planes de empleo, nos dice Ríos, quien entonces era el subteniente del batallón de ingenieros. Los  campamentos llegaron a tener mil trabajadores de los programas de empleo mínimo, que provenían de la zona centro sur (Talca, Linares, Curicó etc.). Su régimen era de 3 meses de trabajo por 10 días de descanso, periodo en el cual los trabajadores aprovechaban para desertar y no regresaban, pues las condiciones eran muy precarias y la renta era la que establecía el PEM. Eso sí, recalca Ríos tenían derecho al pago por carga familiar.

   El trabajo realizado por el CMT y sus ocasionales obreros civiles, comprendió la construcción de la ruta hacia el norte desde Chaitén hasta el sector El Arena y desde Chaitén hasta La Junta por el sur.

   Desde el límite de la Región de Aysén hacia Coyhaique, los trabajos fueron enfrentados por empresas privadas, señala Waldo Ríos.

 ¿Qué fue lo que cambió, junto con el gobierno, para quienes estaban construyendo el camino hacia Villa O’Higgins en 1989?
   La relación que siempre tuve, tanto en el batallón de ingenieros como en el Cuerpo Militar del Trabajo, siempre fue con la gente de obras viales, por lo tanto nuestra relación era más bien con el mundo civil y no notamos el cambio. En lo personal yo fui destinado a la instalación de toda la maquinaria y logística a Villa O’Higgins. Fue el primer destacamento militar que llegó a esa localidad, desde la fundación del pueblo y nuestra relación era con el alcalde Claudio Fica (DC), con quien hasta hoy, mantenemos una buena amistad.

Waldo Ríos Iturra.

¿Qué situación o episodio le impactó en el transcurso de la construcción del camino en la Patagonia Aysén?
   La muerte de los camaradas de ruta. Fueron muchos soldados, clases y oficiales, que quedaron bajo toneladas de rocas, otros sumergidos en las profundidades de un lago y el último fue el comandante Guillermo Von Schouwen que aún no se encuentra desde que despegó desde Coyhaique hacia el Bravo, a finales de los ’90.

   También recordar las condiciones en que trabajábamos los primeros años, hoy se consideraría inhumano, estar 3 meses y descansar sólo 10 días, dormir en campamentos con piso de tierra, construidos de manera precaria, sin ningún servicio. Los soldados estamos preparados para ello, pero con nosotros trabajaron muchos civiles que no tenían esa instrucción y eso era muy duro para ellos. También los engaños a la población civil a quienes muchas veces se les ofreció tierras, a cambio de su sacrificio y después eso nunca se materializó, cuestión que nosotros (CMT) nos enteramos mucho después, de esas ofertas.

 

Un camino de anécdotas

 

   Waldo Ríos recuerda anécdotas conforme repasa cada tramo, y una de ellas es la formación de Villa Santa Lucía, nombre que se sugiere en honor a Lucia Hiriart de Pinochet. De hecho, ese fue uno de los campamentos más grandes y desde donde las faenas de construcción iban en 3 frentes, “entonces hubo que crear una villa, para ello, tanto pobladores que trabajaban en diversas labores, como los provenientes de los planes de empleo, tuvieron la oportunidad de adquirir sitios para construir sus viviendas, la orden fue no regalar un metro de tierra, pero el precio de cada sitio no podía superar $ 1, era la única manera de incentivar a que los nuevos pobladores se afincaran sobre el extenso mallín de Villa Santa Lucía, hoy con casonas consolidadas y lugar de paso obligado para quienes transitan entre La Junta, Palena, Futaleufú y Chaitén”.

   En el tramo desde la Junta hasta Coyhaique los trabajos fueron realizados por grandes empresas constructoras, que luego se trasladaron hacia Villa Cerro Castillo para avanzar hacia Murta, lugar donde ya se encontraba el CMT para unir esa localidad con Puerto Guadal y conectar con el camino existente hasta Cochrane. Hay que señalar que los tramos de Mañihuales a Coyhaique, desde la capital regional a Ibáñez-Cerro Castillo y el tramo Guadal hasta Cochrane se construyeron antes de 1973.

   Luego en 1990, se inició la construcción del tramo Cochrane-Vagabundo, Caleta Tortel, Puerto Yungay y Villa O’Higgins, avances realizados en gran parte por la unidad del Cuerpo Militar del Trabajo, donde las condiciones de los campamentos mejoraron y el avance de la tecnología facilitaba en gran medida los procesos y formas para todo el personal militar. En 1997, Ríos dejó la institución militar y se quedó en la región.

 

Segunda carrera

 

   El 2008, luego de una mala experiencia en Coyhaique, Waldo Ríos decide partir a Villa O’Higgins, donde actualmente se desempeña como integrante del concejo municipal de esa comuna, “un lugar conocido, para mí” dice.

   Entonces, el ya ex mayor, decide ingresar a la política y elige el referente más cercano al mundo militar, la UDI, “porque creí era el momento de hacer la segunda carrera, sin embargo no fue una tarea fácil. El mundo de la política era desconocido, así es que fui a visitar al oficial más antiguo que ya militaba en mi partido, para recibir un consejo, su reflexión fue: ‘mira Waldo, la política es muy apasionante, pero recuerda, que a los soldados se nos enseña que el enemigo está adelante… en la política los enemigos van de atrás, cuídate’, me dijo”.

 

Don Baucha…

 

   Otra de las anécdotas que rememora Waldo Ríos es la que afectó a don Baucha, “un poblador que como muchos, cuando llegaba el camino a su predio organizaba un gran asado para todos los soldados y vecinos. En las cercanías de Cochrane, en el río Carrera, don Baucha fue el más entusiasta, fueron varias las vaquillas que expresaban la alegría de esa gente. Desgraciadamente, la comida y el vino fue muy abundante, don Baucha murió esa noche…”

 

“Todos quieren todo”

 

¿Cuál es la sensación de un ex militar, que se relacionó con el general Pinochet, que luego milita en la UDI y llega al gobierno? 
   No tengo ningún problema con los principios de la UDI y me entusiasman nuestras propuestas, pero no estoy contento, creo que no se han hecho bien las cosas, falta espíritu de equipo, todos quieren todo, no hay rigurosidad, no todos tiran para el mismo lado. No hay dialogo al interior de la Alianza.

¿En estos meses, cómo se ha “pavimentado el camino” del país con la instalación del gobierno?
   Es que aún no está instalado el gobierno. Aquí no se hizo la diferencia entre cargos políticos y cargos directivos (…) aquí no se ha sabido seleccionar a la gente y hay profesionales que no están preparados para cargos políticos, pero a lo mejor serían buenos técnicos. Además tenemos muchos importantes directivos, de confianza que vienen de la administración anterior, debemos ponernos rojos una sola vez, y eso no se ha hecho como debió ser.

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