Desde la fundación en Pampa del Corral, la ciudad ha pasado por un crecimiento y desarrollo que ha ido impactando en sus habitantes y en las comunas y localidades aledañas. En este nuevo aniversario, algunos pasajes de lo que han vivido los coyhaiquinos del pasado y el presente.
Equipo EPD
No hay duda que la historia de Coyhaique está todavía en construcción, es frecuente que cada cierto tiempo, se genere alguna discusión de su real fecha de fundación, que se basa y atraviesa por las más variadas fuentes. Lo cierto es que el 12 de octubre de 1929 ya está instalado y quizás, luego de algún estudio o revisionismo histórico futuro se logre consensuar o simplemente reescribir la historia y como algunos sostienen será un día de enero. Pero más allá de las discusiones de los estudiosos, nuestra ciudad cumple ya 81 años desde que se conformará como tal, aunque como asentamiento humano occidental nace con la concesión a la Sociedad Industrial Aysén, a principios del siglo XX y desde donde se genera un polo de desarrollo, vinculado a la actividad principal de entonces, la ganadería y en particular la ovina.
Pese al precario apoyo desde el Estado para la conformación de un nuevo poblado, nuestros vecinos y funcionarios de entonces se esmeraron por darle algunos aires particulares a nuestra ciudad, por ejemplo la Plaza de Armas, que fue diseñada por el geomensor Héctor Monreal, que habría recogido el modelo pentagonal, para nuestro principal paseo publico, de la plaza parisina l’Etoile, donde Napoleón ordenó construir el Arco de Triunfo y cuya plaza actualmente se denomina Plaza Charles de Gaulle, de la cual salen 11 calles en vez de 10 como la nuestra.
Entre ríos
“Desde la fundación de Coyhaique ésta se ha convertido rápidamente en uno de los centros de gravedad relevante para los habitantes de la región, por la prestación de servicios públicos y privados, no sólo para la Región de Aysén, sino en una perspectiva futura para convertirse en la principal ciudad entre Puerto Montt y Punta Arenas de la Patagonia Chilena, analiza el senador Antonio Horvath Kiss.
Por su parte el senador Patricio Walker Prieto, señala que en estos 81 años Coyhaique se ha consolidado como una próspera capital regional. “Una ciudad con muchas proyecciones, pero también muchos desafíos, entre éstos, creo que lo primero que tenemos que solucionar es la fuerte contaminación que nos afecta en invierno. En este sentido es imprescindible educar a la población en el uso de la leña y buscar mecanismos para financiar la comercialización de leña certificada”.
Para Walker es fundamental que se le dé importancia al desarrollo del turismo, “ya que uno de los potenciales de esta zona por su inigualable belleza. También hay que enfocarnos en el desarrollo de la educación, con una universidad que ofrezca una amplia gama de carreras para los jóvenes de Coyhaique y de toda la región”.
Otras aspiraciones en este constante crecimiento, es un plan regulador que permita un crecimiento armónico, “y en materia productiva, se requiere contar con una planta faenadora que dé abasto a la producción ganadera y de valor agregado al producto de la comuna y también de la región”.
Horvath agrega que la cantidad de habitantes que hoy tiene al capital regional, permite todavía actuar y planificar entre los sectores públicos y privados con las propias comunidades, “de manera que su calidad de vida y su distribución de población con las distintas localidades de la comuna y de las otras ciudades de la Región de Aysén, mantenga un sano equilibrio y no se vea perjudicada por el fenómeno del centralismo”. Por fortuna, dice el senador, para Coyhaique, todo el sector del litoral, “con Puerto Aysén y Puerto Chacabuco, será a futuro una ciudad, constituyendo otro polo de crecimiento por todo el potencial que significa el borde costero del litoral y del mar de Aysén. Los recursos naturales y las excepcionales bellezas permiten que su gente, preparada y capacitada asegure una calidad de vida digna para todos sus habitantes”.
Don Abel, el ovejero
Uno de los íconos coyhaiquinos más reconocibles es el Monumento al Ovejero, que también es objeto de controversias. Algunos cronistas afirman que fue inspirado en un poblador coyhaiquino llamado Abel Oyarzún, quien aportó además su caballo de nombre Santiago y sus perros Black y Valiente.
El monumento fue realizado en granito por el escultor Germán Montero, que a su vez, se inspiró en los versos del poeta José Grimaldi, quien en la parte principal declama: “No es el gaucho de la pampa ni el cowboy de la pradera; no es el huaso ni es el charro, es el ovejero de mi tierra”.
Nuestro monumento al ovejero instalado en la Avenida Baquedano, es el original realizado en 1944 en Punta Arenas, y el magallánico actual, fue construido en bronce en 1962.
De hecho, para los entendidos, la obra reclama una restauración urgente.
Finalmente la madre natura nos regaló monumentos naturales que también nos caracteriza, como el cerro Mackay y el cordón de El Divisadero, postales de la ciudad, que junto a la Piedra del Indio, que se aprecia desde el puente colgante del mismo nombre, son formaciones rocosas emblemáticas de la ciudad, y símbolos de toda postal de Coyhaique. Hace unos años, en la Piedra del Indio se hizo un estudio geológico del monumento natural que arrojó la urgente necesidad de realizar unos trabajos de ingeniería para conservarla y evitar un inminente derrumbe que terminaría con su caprichosa forma actual.
De Baquedano a capital regional
Desde la fundación de Baquedano, el 12 de octubre de 1929 por el Gobierno Provincial, en el valle flanqueado por los ríos Simpson y Coyhaique con el telón de fondo por el sur a cargo del cerro Divisadero, el pueblo comienza su historia oficial. Antes habían sido fundadas Balmaceda (1917) y la provincia de Aysén (1928).
Coyhaique, que en la lengua aborigen significa “aldea o campamento entre aguas”, asume su denominación e identidad definitiva a partir de 1937, cuando se cambia el nombre de Baquedano, para no confundirla con la otrora Estación Baquedano oficialmente creada en 1910, actual capital de la comuna de Sierra Gorda, en la Región de Antofagasta.
El municipio de Coyhaique se crea recién en 1948, y formará con el paso de las décadas un eje de litoral a valle, junto a Puerto Aysén y Balmaceda, franja en que se concentra la mayor parte de la población, ya en esos años.
Rápidamente, a partir de la década del ’40, Coyhaique comienza su densificación demográfica. En aquellos años mientras Puerto Aysén alcanzaba 3 mil 767 habitantes; Coyhaique sólo sumaba 2 mil 577 habitantes. Ya en el año 1960 Coyhaique llega a 8 mil 782 habitantes, y Puerto Aysén bordeaba los 5 mil 500.
Finalmente, es en 1974 cuando la ciudad es designada capital de la Undécima Región, título que antes ostentó Puerto Aysén. Eran los años de la regionalización impulsada por la nueva división político-administrativa implementada por Decreto Ley Nº 1.230 de 1975, que crea la XI Región del General Carlos Ibáñez del Campo.
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