De Baquedano a capital regional de Aysén

Fotografia revista Trapanada-Enero 1978

Desde la fundación en Pampa del Corral, la ciudad ha pasado por un crecimiento y desarrollo que ha ido impactando en sus habitantes y en las comunas y localidades aledañas. En este nuevo aniversario, algunos pasajes de lo que han vivido los coyhaiquinos del pasado y el presente.

Equipo EPD 

   No hay duda que la historia de Coyhaique está todavía en construcción, es frecuente que cada  cierto tiempo, se genere alguna discusión de su real fecha de fundación, que se basa y  atraviesa por las más variadas fuentes. Lo cierto es que el 12 de octubre de 1929 ya está  instalado y quizás, luego de algún estudio o revisionismo histórico futuro se logre consensuar o  simplemente reescribir la historia y como algunos sostienen será un día de enero. Pero más  allá de las discusiones de los estudiosos, nuestra ciudad cumple ya 81 años desde que se conformará como tal, aunque como asentamiento humano occidental nace con la concesión a la Sociedad Industrial Aysén, a principios del siglo XX y desde donde se genera un polo de  desarrollo, vinculado a la actividad principal de entonces, la ganadería y en particular la ovina.

Funeral de la década del ’60, en calle Lautaro, entre Prat y 12 de octubre, saliendo al cementerio de avenida Baquedano. (Fotografía gentileza Funeraria La Paz Coyhaique)

   Pese al precario apoyo desde el Estado para la conformación de un nuevo poblado, nuestros vecinos y funcionarios de entonces se esmeraron por darle algunos aires particulares a nuestra  ciudad, por ejemplo la Plaza de Armas, que fue diseñada por el geomensor Héctor Monreal,  que habría recogido el modelo pentagonal, para nuestro principal paseo publico, de la plaza parisina l’Etoile, donde Napoleón ordenó construir el Arco de Triunfo y cuya plaza actualmente  se denomina Plaza Charles de Gaulle, de la cual salen 11 calles en vez de 10 como la nuestra.

 

Entre ríos

 

“Desde la fundación de Coyhaique ésta se ha convertido rápidamente en uno de los centros de gravedad relevante para los habitantes de la región, por la prestación de servicios públicos y  privados, no sólo para la Región de Aysén, sino en una perspectiva futura para convertirse en la principal ciudad entre Puerto Montt y Punta Arenas de la Patagonia Chilena, analiza el senador Antonio Horvath Kiss.

   Por su parte el senador Patricio Walker Prieto, señala que en estos 81 años Coyhaique se ha  consolidado como una próspera capital regional. “Una ciudad con muchas proyecciones, pero también muchos desafíos, entre éstos, creo que lo primero que tenemos que solucionar es la  fuerte contaminación que nos afecta en invierno. En este sentido es imprescindible educar a la  población en el uso de la leña y buscar mecanismos para financiar la comercialización de leña certificada”.

   Para Walker es fundamental que se le dé importancia al desarrollo del turismo, “ya que uno  de los potenciales de esta zona por su inigualable belleza. También hay que enfocarnos en el desarrollo de la educación, con una universidad que ofrezca una amplia gama de carreras para  los jóvenes de Coyhaique y de toda la región”.

En los albores de Coyhaique, el sector de la Escuela Agrícola, era también espacio para las carreras a caballo. Fotografía gentileza de Eduardo Hernáez.
En los albores de Coyhaique, el sector de la Escuela Agrícola, era también espacio para las carreras a caballo. (Fotografía gentileza Eduardo Hernáez)

   Otras aspiraciones en este constante crecimiento, es un plan regulador que permita un crecimiento armónico, “y en materia productiva, se requiere contar con una planta faenadora  que dé abasto a la producción ganadera y de valor agregado al producto de la comuna y  también de la región”.

   Horvath agrega que la cantidad de habitantes que hoy tiene al capital regional, permite  todavía actuar y planificar entre los sectores públicos y privados con las propias comunidades,  “de manera que su calidad de vida y su distribución de población con las distintas localidades  de la comuna y de las otras ciudades de la Región de Aysén, mantenga un sano equilibrio y no  se vea perjudicada por el fenómeno del centralismo”. Por fortuna, dice el senador, para Coyhaique, todo el sector del litoral, “con Puerto Aysén y Puerto Chacabuco, será a futuro una  ciudad, constituyendo otro polo de crecimiento por todo el potencial que significa el borde  costero del litoral y del mar de Aysén. Los recursos naturales y las excepcionales bellezas permiten que su gente, preparada y capacitada asegure una calidad de vida digna para todos sus habitantes”.

 

Don Abel, el ovejero

 

   Uno de los íconos coyhaiquinos más reconocibles es el Monumento al Ovejero, que también es objeto de controversias. Algunos cronistas afirman que fue inspirado en un poblador coyhaiquino llamado Abel Oyarzún, quien aportó además su caballo de nombre Santiago y sus  perros Black y Valiente.

   El monumento fue realizado en granito por el escultor Germán Montero, que a su vez, se inspiró en los versos del poeta José Grimaldi, quien en la parte principal declama: “No es el gaucho de la pampa ni el cowboy de la pradera; no es el huaso ni es el charro, es el ovejero de  mi tierra”.

   Nuestro monumento al ovejero instalado en la Avenida Baquedano, es el original realizado en  1944 en Punta Arenas, y el magallánico actual, fue construido en bronce en 1962.

De hecho, para los entendidos, la obra reclama una restauración urgente.

   Finalmente la madre natura nos regaló monumentos naturales que también nos caracteriza,  como el cerro Mackay y el cordón de El Divisadero, postales de la ciudad, que junto a la Piedra del Indio, que se aprecia desde el puente colgante del mismo nombre, son formaciones  rocosas emblemáticas de la ciudad, y símbolos de toda postal de Coyhaique. Hace unos años,  en la Piedra del Indio se hizo un estudio geológico del monumento natural que arrojó la urgente  necesidad de realizar unos trabajos de ingeniería para conservarla y evitar un inminente derrumbe que terminaría con su caprichosa forma actual.

 

De Baquedano a capital regional

 

Desde la fundación de Baquedano, el 12 de octubre de 1929 por el Gobierno Provincial, en el  valle flanqueado por los ríos Simpson y Coyhaique con el telón de fondo por el sur a cargo del  cerro Divisadero, el pueblo comienza su historia oficial. Antes habían sido fundadas Balmaceda  (1917) y la provincia de Aysén (1928).

   Coyhaique, que en la lengua aborigen significa “aldea o campamento entre aguas”, asume su  denominación e identidad definitiva a partir de 1937, cuando se cambia el nombre de  Baquedano, para no confundirla con la otrora Estación Baquedano oficialmente creada en 1910, actual capital de la comuna de Sierra Gorda, en la Región de Antofagasta.

   El municipio de Coyhaique se crea recién en 1948, y formará con el paso de las décadas un  eje de litoral a valle, junto a Puerto Aysén y Balmaceda, franja en que se concentra la mayor  parte de la población, ya en esos años.

Héctor Zambrano Opazo, a la izquierda, quien asumiría el cargo de alcalde en la “transición a la democracia” el 10 de marzo de 1990, observa a Camilo Henríquez Vio quien firma el acta en que se entrega el cargo municipal de Coyhaique. A la derecha, el abogado Eduardo Vera Wandersleben. (Fotografía gentileza Camilo Henríquez Vio)

   Rápidamente, a partir de la década del ’40, Coyhaique comienza su densificación  demográfica. En aquellos años mientras Puerto Aysén alcanzaba 3 mil 767 habitantes; Coyhaique sólo sumaba 2 mil 577 habitantes. Ya en el año 1960 Coyhaique llega a 8 mil 782  habitantes, y Puerto Aysén bordeaba los 5 mil 500.

   Finalmente, es en 1974 cuando la ciudad es designada capital de la Undécima Región, título  que antes ostentó Puerto Aysén. Eran los años de la regionalización impulsada por la nueva  división político-administrativa implementada por Decreto Ley Nº 1.230 de 1975, que crea la XI  Región del General Carlos Ibáñez del Campo.

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