El pasado lunes entró en funcionamiento una investigación de la Dirección General de Aguas en refugio con fines científicos en pleno glaciar San Rafael. Visitamos un lugar que sólo unos pocos tiene la oportunidad de conocer, una experiencia para compartir y disfrutar.
Por Nicolás Siriany G.
Fotos: Agencia Imágenes de la Patagonia.
Durante la noche del sábado pasado, me avisaron por teléfono que había un cupo disponible para viajar hasta la Laguna San Rafael y captar el trabajo sobre el glaciar donde la Dirección General de Aguas (DGA) ha instalado una cápsula polar con fines científicos.
Alegre, aunque expectante e inquieto por conocer el renombrado Campo de Hielo Norte, lugar de 4 mil 200 km² de superficie ubicados en su totalidad en la Región de Aysén, salí temprano desde el aeródromo Teniente Vidal en un viaje que, extrañamente, pese a la distancias y a lo remoto del destino, duraría sólo una mañana.
Un día perfecto acompañó a la avioneta: sol radiante, temperatura agradable y ni el mínimo atisbo de una ráfaga de viento. La idea del recorrido consistía en que la prensa diera a conocer la labor que realiza la DGA en pleno territorio blanco de Campo de Hielo. Al elevarnos sobre el valle de Coyhaique me dí cuenta de su inmensidad: cientos de cordones montañosos dispersándose en todas direcciones.
Pensé en que un andinista podría estar toda su vida remontando esta cantidad de cumbres. Mientras, el brillo de la nieve se introducía en nuestros ojos y los contornos de aquellos telares blancos suavizaban esa mirada. Hacia el Este veíamos la cara posterior del Cerro Castillo, mientras que bajo nuestros pies comenzaban a dibujarse una enormidad de valles y glaciares desplazándose hacia el Pacífico.
Altos de la Patagonia
Me era difícil desconectarme por unos minutos de la sensación de lejanía evocada por estas tierras, cuando segundos más tarde el piloto, inclinando la nave, nos mostraba la caldera del volcán Hudson, cuyos orificios se cubrían de nieve tiznada por su persistente actividad. Al levantar la cabeza lo esperado ya estaba frente a nosotros. Uno de nuestros acompañantes me dice: “mira, ya se ve el Monte San Valentín”.
Allí surgía majestuoso, como la mayor fortaleza de un planeta lejano y frío. El San Valentín, la mayor altura de la Patagonia con 4 mil 58 metros, codiciada por los más diestros expedicionarios, custodia la entrada septentrional del Campo de Hielo Norte. Muy cerca de su cumbre, volamos sus ventisqueros a unos 30 metros separados de un suelo de grietas y dibujos celestes, siguiendo la desparramada huella del glaciar San Rafael, cuya lengua desemboca en el mar. Allí nos esperaba un helicóptero que nos llevaría hasta la misma masa de hielo.
Reserva mundial
Cambiamos de sistema de vuelo y las islas blancas flotaban en las aguas. Según los especialistas, el San Rafael es el glaciar más cercano al Ecuador, que arriba hasta el mar y en 45 años, su retroceso ha sido tremendamente significativo, perdiendo 12 kilómetros cuadrados.
Las instrucciones son -una vez en el glaciar- bajar rápidamente del helicóptero, ya que lo blando de la nieve puede enterrar a nuestro transporte, por lo que el piloto debe dejar los motores encendidos. Una vez arriba, ya estamos pisando una de las mayores reservas de agua dulce de la tierra: el Campo de Hielo.
Tenemos suerte, en uno de los lugares más inhóspitos del planeta la temperatura es ideal sin descender de los 0 grados celsius. Como en un edén blanco, estoy a los pies del San Valentín que minutos atrás me parecía inexpugnable. Miro hacia el sur y una interminable explanada blanca, irradiando luz, muestra los 120 km de largo de la meseta. Sólo tenemos una hora para estar sobre el glaciar y debo conocer más acerca del trabajo científico. Sin embrago, prometo que más tarde me daré unos segundos frente a este espectáculo de la naturaleza.
Monitoreo blanco
Construido sobre la solidez de algunas rocas que emergen del ventisquero, se encuentra la cápsula polar o Estación Glaciológica Glaciar San Rafael. Esta estructura construida en febrero del presente año es una base de operaciones científicas para el monitoreo del Campo de Hielo Norte, en sus fachadas Este y Oeste, principalmente, en el análisis de variaciones en la precipitación y la temperatura del aire, a través de la medición de la acumulación de nieve.
Así, provistos del equipamiento necesario, los investigadores permanecerán toda la semana sobre el glaciar y a través del apoyo de personal del Ejército (el que contribuye con motos de nieve), realizarán la instalación y manejo portátil de estaciones nevométricas, las que aportan datos sobre la acumulación de nieve atravesando el Campo Hielo, desde el sector de San Rafael hasta la otra estación de la DGA, ubicada al extremo Suroeste, en la cuenca del glaciar Colonia.
Este rastreo, enfocado a distinguir el comportamiento de los hielos durante los próximos años y ver la incidencia de fenómenos asociados al calentamiento global en los importantes derretimientos registrados en la zona de hielos patagónicos norte, pretende ser completo y según nos cuenta Gonzalo Barcaza, glaciólogo de la DGA, es la única investigación en terreno registrada en el lugar, del que pese a su importancia, se conoce muy poco.
Luego de las frases de rigor de las autoridades, que abrigadas hasta el cuello llegaron al lugar, tengo algunos minutos antes que llegue el helicóptero para observar muy de cerca el San Valentín y su entorno. Parece estar tan cerca y ya quiero estar sobre su más alta cumbre. Otra vez me maravillo con su belleza y me cuesta pensar que el ahora paraíso, en unos segundos, puede transformarse en un infierno. Hoy con toda la tecnología a cuestas, no puedo dejar de recordar a los antiguos expedicionarios que circundaron estas tierras y que vieron lo mismo, que en estos escasos minutos, muy pocos tenemos el privilegio de admirar para contarlo al resto del mundo.
Sobre la investigación
Se realizará una campaña por año, específicamente, en meses de invierno debido a las enormes dificultades que se experimentan al trabajar en una zona de oscilantes condiciones climatológicas. El impacto del cambio climático y el recogimiento significativo de glaciares como el San Rafael y el Quintín son algunas de las motivaciones del monitoreo que pretende conocer algo más respecto a estas gruesas masas de hielo, y su importancia a nivel país: Chile posee el 76% de los glaciares de Sudamérica.
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