El mexicano que entrena arqueros locales

Uriel Mar:

“Una persona de éxito nunca se deja vencer”

Este director técnico mexicano decidió dejar su país hace más de un año. Le ofrecieron ser parte de la Escuela de Fútbol de Cobreloa en la región. A los pocos meses, víctima de una serie de engaños, debió regresar. Sin embargo –según dice- por una “deuda moral” resolvió volver para realizar su propio proyecto deportivo en Puerto Aysén.

Por Luis Avendaño M. / Desde Puerto Aysén 

   Amable y dispuesto se muestra Uriel Mar. Quizás, disfrutando del presente, “hace medio año estaba con una mano adelante y otra atrás, ahora tengo un trabajo, un techo y el corazón de mucha gente cerca de mí”. Es que este aventurero que ama el fútbol por sobre todas las cosasya se está acostumbrando a Puerto Aysén. Y como no, si ya adelanta que tiene un proyecto a 15 años. Aunque por el momento, es el director técnico provincial de fútbol para los Juegos de la Araucanía, está a cargo de una iniciativa de fútbol formativo de la Asociación de Fútbol y empieza a forjar su escuelita.
   Con pocos niños, aunque con grandes sueños. Pero su historia en Aysén no empezó nada bien. Fue parte de la Escuela de Fútbol de Cobreloa en la región, que representaba Saúl Grandón. Un proyecto poco claro que tuvo un breve y lamentable final. De eso poco le quedó, “a los 15 días recibí $100 mil de adelanto de mi sueldo. Luego recibía ocasionalmente algo de dinero, lo máximo fueron 30 mil”.

Su especialidad: Entrenando arqueros en el Estadio ANFA de Puerto Aysén.

   Debió sobrevivir un par de meses con esa cantidad. Aunque tenía la pensión y la comida asegurada. “Supuestamente la iba a pagar. Yo nunca me preocupé de eso. Posteriormente me enteré que nunca las canceló, tampoco los lugares donde comimos, porque firmaba vales”. Sin duda, toda una odisea en un país lejano…

La peor jugada

¿Cómo nace la posibilidad de venir a la región?
   A través de un aviso en MyBestPlay.com. Una comunidad. Como un Facebook deportivo. El señor Saúl Grandón hacía la invitación a nombre de Cobreloa. Era una oportunidad internacional. Lo que uno busca dentro del fútbol profesional es ir trascendiendo, así que me interesó la propuesta y empecé a investigar.

¿Y cómo te fue?
   Pedí ayuda a la Federación de Fútbol de México y me dijeron que estaba todo en orden. Saúl Grandón me envió documentos con timbre que confirmaban que tenía la representación del club.  Yo sabía que Cobreloa era de los clubes grandes de Chile. Así que decidí aceptar la propuesta.

¿Sabías que venías a la Región de Aysén y no a Calama?
   En el aviso decía que era parte de Cobreloa, porque estaban buscando extenderse y crear una escuela en el sur de Chile, en Coyhaique. Por lo que me había dicho Saúl, buscaban que aquí se profesionalizara el fútbol. Algunos chilenos que vivían en México me contaron que aquí era muy bonito, aunque muy frío. Que en Chile la forma de vida era similar a la de mi país. Sólo cosas positivas.

Entonces, decidiste venir…
   Sí. Saúl me dijo: ‘te invito a participar, pero como es una postulación pública no te puedo pagar el pasaje. Cuando llegues se hace pasar como que ganaste la licitación’. Me pareció raro, pero era entendible, porque es común en todos lados que cuando llegas por “pituto” hay esos manejos por debajo de la mesa. Llegué el 12 de febrero de 2009 a Chile.

¿Cómo fue tu llegada?
   En el aeropuerto me estaba esperando su secretaria. Me trasladé a Coyhaique y nos hospedaron en una pensión muy cómoda. A la media hora me pasó a buscar Saúl y fuimos a comer. Ese mismo día me invitó al gimnasio para conocer los chicos que iba a entrenar. Había prensa. 

Hasta ahí todo bien, ¿cuándo empezaste a ver cosas raras?
   Cuando llegue imaginé que nos iban a pasar uniformes, pero nos dieron una polera con el logotipo bordado y no era de la marca que auspiciaba a Cobreloa. Otra cosa… Cuando viajas y no sabes adonde llegar te va a buscar algún directivo o la persona que va te pone en contacto con él. Saúl era el que fingía como representante, pero yo esperaba el contacto con alguien de Calama, pero nunca se dio. Cuando le pregunté me dijo que todo iba a ser a través de él, porque la gente de Calama era muy especial. Ahí empiezan a surgir dudas.

Y luego…
   Cuando se cumplió un mes de trabajo nos dice que hubo problemas. Que había gente de la región que estaba disconforme con que hubiesen llegado entrenadores extranjeros. Que esta información había llegado a Calama y que habían solicitado que uno de nosotros (también formaba parte de la escuela el técnico argentino Facundo Sánchez) se retirara. Sino, iban a quitar los fondos. Pero Saúl nos dice que no quiere que nos vayamos. Que va a pedir que nos retiren el apoyo económico, que él tiene un sueldo de Cobreloa de por vida y que junto a las mensualidades que ingresen, no tendrá problema en pagar los sueldos. Que le den un poco de tiempo.

Al siguiente mes, ¿les pagó?
   No, nos dijo que entráramos a la página web de Cobreloa. Que había problemas económicos en el club y se habían cancelado todas las cuentas. Así que no tenía dinero para pagarnos. Además, nos señaló que los apoderados tenían deudas.

¿Ahí te fuiste a México?
   Sí, le pedí que me pagara los pasajes y me dijo que esperara. Pero se estaba por vencer mi permiso de turista y podía tener problemas. Así que volví a México por mis propios medios.

Por la revancha

Luego de tantos problemas, ¿por qué regresaste?
   Porque al segundo mes de estar en Chile llegué a Puerto Aysén, a la casa donde estoy actualmente. Me abrieron las puertas. Empecé a crear vínculos con los alumnos y algunos apoderados. Por eso me nace el compromiso moral. Antes de irme a México di una entrevista en la radio y dije que volvería. Además, mientras estaba allá, mi actual novia me empieza a informar que se aprovechó mi partida para decir que era un irresponsable, que mi trayectoria era falsa y que había engañado a Saúl. Así que vendí mi auto e hice varios sacrificios económicos. Prácticamente quedé en la calle para volver.

 ¿En qué estás actualmente?
   Empecé a reclutar a los mismos niños que tenía anteriormente. He ido recuperando poco a poco la confianza de la gente. Se compraron uniformes, reinvirtiendo el dinero que iba ingresando, para que la gente fuese viendo que era una situación seria. El proyecto que tengo con mi escuela es ambicioso, a 15 años. Pero no lo puedo prometer, porque no tengo los medios para hacerlo. Se llama Centro de Capacitación Integral y Formación de Futbolistas de Alto Rendimiento.

¿Qué te motiva a seguir con este proyecto lejos de tu país y con tantas complicaciones?
   Mi hijo (Diego, de 3 años) es mi razón de ser. Quiero dejarle un patrimonio que no sea una responsabilidad para él, como lo puede ser un negocio. Pensar en él me da fuerzas para seguir adelante. Estando aquí he tenido momentos difíciles. Una persona de éxito nunca se deja vencer. Me metí un objetivo en la cabeza y voy a seguir adelante. Si tienes un objetivo pequeño vas a ser exitoso en pequeña escala, si quieres ser muy exitoso tienes que tener objetivos muy grandes y buscarlos.

Su carrera

   Uriel Mar nació en 1980 en la ciudad de Torreón, en el norte de México. Cuenta que gracias a familiares que estaban en la dirigencia del club Santos, a los 4 años de edad tuvo la posibilidad de entrar al camarín y pisar la cancha. Eso marcó para siempre su afición por el fútbol. Luego se trasladó a Ciudad de México, donde fue parte de varios representativos escolares hasta que se integró al primer equipo de los Pumas de la UNAM.
   Sin embargo, a los 17 años de edad, un accidente que le provocó la fractura de un tobillo truncó para siempre su carrera de arquero. Producto de este abrupto retiro de la actividad, asegura que por un tiempo estuvo sumido en una fuerte depresión, razón por la cual no tiene fotografías ni recuerdos de aquella época.
   Luego, un técnico que lo dirigió en edad escolar lo invitó a trabajar como su auxiliar. “A partir de ahí nació mi interés por esta profesión”, señala Mar. Se capacitó en la escuela de la UNAM y, posteriormente, cursó la carrera de Director Técnico en la Federación de Fútbol de México. Destacan sus pasos como entrenador en las escuelas de fútbol y divisiones inferiores del América, Pumas, Pachuca y la filial del Real Madrid en el país azteca.

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