Crónica “Después D” – Martes 26 de abril 2011
Mucho piano y pocos dedos
Por Jorge Díaz Guzmán
jdiazguzman@elpatagondomingo.cl
Escucha el programa Despues D – Martes 26 de abril 2011
A poco más de un año de gestión gubernamental, los costos para el nuevo gobierno, por no conocer las normas que rigen la administración pública, han sido altos. Diversos ministros, subsecretarios y funcionarios de confianza se han enfrentado a una regulación desconocida, lo que ha provocado desde errores administrativos, hasta situaciones que han llegado a la justicia ordinaria. Es que administrar una repartición pública es muy distinto a las normas y procesos que se practican en el mundo privado.
El caso que provocó la dimisión de la ministra de Vivienda es un ejemplo muy claro, donde se delega atribuciones a quien no tiene la calidad de servidor público, donde se hacen reuniones al margen de la institucionalidad y detectan acciones reñidas con la probidad administrativa. Son sólo algunos de los hechos que investiga la Contraloría y la Fiscalía que conoce del caso Kodama. Es que en el sector privado, una reunión de advenimiento en un restaurante, el encuentro de un alto gerente con el agente del banco que tramita un crédito a una determinada empresa o compartir un cocktail en el club de golf, entre 2 ejecutivos de empresas, es algo absolutamente normal en el mundo de los negocios, entonces esa cultura, esa forma de resolver los conflictos de intereses a través de un llamado telefónico, no es posible aplicarlo en la administración del Estado, más aún, cuando los recursos financieros, pertenecen a todos los chilenos, aunque la intensión sea beneficiar a los ciudadanos, como señaló en su momento la ex intendenta del Bío Bío, para justificar sus dichos que faltaron a la verdad, en beneficio de unos pobladores.
En la administración pública las formas y el fondo van de la mano, en el mundo privado, lo que cuentan, son los resultados.
Sin duda que las encuestas son el dolor de cabeza del equipo político de La Moneda, su misión, no sólo es exigir a todos sus colaboradores, que hagan un buen gobierno, sino que también, esa gestión se muestre en mayor adhesión al presidente.
Las criticas del por qué no se da ese apoyo ciudadano, va desde que al Gobierno le falta un «relato», hasta que se deben ordenar los parlamentarios en el Congreso, cuando lo que pareciera estar pasando la cuenta, es precisamente la instalación de un «relato» no cumplido: “Un Gobierno de excelencia”, donde los mejores ocuparían las responsabilidades gubernamentales, esa fue la oferta. Es algo muy parecido a lo que ocurrió cuando la ex presidenta Bachelet dijo “aquí nadie se repetirá el plato”. Entonces lo que falta es reconocer que no se ha podido cumplir con esa promesa, en este caso tener a los más eficientes. Porque cuando el Presidente llamó a los mejores, esos mejores le mandaron a sus empleados para que asumieran los ministerios, intendencias y seremías.
Como dice la alcaldesa de Huechuraba, la ahora militante de RN Carolina Plaza: “la elite de derecha no tiene un compromiso real con el gobierno” y añade “que los partidos de la Alianza no han estado a la altura con el presidente Piñera”. Lo que reclama, como muchos dirigentes de los partidos de la Alianza es que los altos sostenedores de los partidos de la derecha no quieren sacrificar 8 horas diarias en la administración del Estado y, menos, ganar lo que ganan los servidores públicos, en comparación a los ingresos de los directores de sus grandes empresas. Entonces el discurso de “la nueva forma de gobernar” se cae a pedazos. Ese es el reclamo de Longueira y de muchos, que ven como el discurso que se construyó para gobernar Chile, hoy está muy lejos de la realidad que vive el Gobierno.
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