COLUMNA EPD: «Ya llegó la primavera…»
Por Claudio Díaz Peña
Periodista y Editor de Contenidos de EPD Comunicaciones Ltda.
Ya los analistas hablan de una «primavera latinoamericana», la primera que estaría detonándose en nuestro continente a este nivel, donde en las últimas horas Dilma Roussef propuso un referéndum… Si, la realización de un plebiscito popular ¿Para qué? Para convocar a una Asamblea Constituyente, que buscará exclusivamente la aprobación de una reforma política que dé satisfacción a la ola de protestas en curso.
cdiaz@elpatagondomingo.cl / @claudio_diazp
2 semanas llevan los brasileños protestando en las calles. El saldo en estos 15 días ha sido 4 muertes y más de 200 heridos. Y pese a los anuncios del gobierno de Dilma Roussef, las convocatorias a multitudinarias marchas están lejos de disiparse.
El contexto, pareciera decirnos que algo terrible está ocurriendo en O pais mais grande do Mundo, pues la gente está en las calles y el caos total se huele ahí en la esquina, a la vueltecita…
Sin embargo, hay que decir que en Brasil todo partió por el costo del transporte, para lo cual la Presidenta Dilma Roussef ya anunció una inyección económica histórica de 25 mil millones de dólares para el transporte público…
Pero Roussef debió llamar además a un Gran Pacto Nacional, para asistir a las diversas demandas ciudadanas que del transporte pasaron también a la necesidad de actualizar el sistema político, la salud y la educación. Tanto ha sido el ímpetu social, que incluso se ha exigido que se revisen las millonarias obras que se realizaron con miras al mundial de fútbol 2014.
Ya los analistas hablan de una «primavera latinoamericana», la primera que estaría detonándose en nuestro continente a este nivel, donde en las últimas horas Dilma Roussef propuso un referéndum… Si, la realización de un plebiscito popular ¿Para qué? Para convocar a una Asamblea Constituyente, que buscará exclusivamente la aprobación de una reforma política que dé satisfacción a la ola de protestas en curso.
Tal anuncio ya abrió un debate democrático de amplias proporciones, levantándose críticas de sectores empresariales y conservadores de Brasil. Los temores y gritos de penas infernales ya se escuchan en Brasil, la sexta economía del planeta.
Pero el mapa es más amplio, porque también los mexicanos protestan, claro que allá debido a la violencia del narcotráfico y la pobreza, que afecta a la mitad de la población. En Colombia, miles de campesinos exigen tierras y otro miles de paraguayos, recién el pasado viernes se congregaron en Asunción frente al Congreso para denunciar la corrupción y criticar a la clase política paraguaya; algo de lo que Evo Morales en Bolivia no está ajeno, pues en mayo vivió el inicio de fuertes protestas sindicales debido a las precarias pensiones de jubilación en el país altiplánico.
¿Le suenan todo esto verdad? Son prácticamente los mismos temas que han emergido y se han mantenido en Chile, porque es una realidad global y porque hay quienes que simplemente no entienden lo que ya ha ocurrido en países árabes y europeos, y ahora en Brasil y gran parte del resto de Latinoamérica. No es una “pedida” para una mejora simple del transporte o del sistema de AFP, es claramente un sentimiento de reclamos por una Equidad Social, con todas sus letras. Es el fastidio ciudadano de la interminable lucha contra la pobreza -que lejos de ser efectiva, sigue aumentando brechas entre las elites y la gente normal-; y se trata también de conquistar mayores espacios de participación, legítimos y necesarios.
«El pueblo quiere más ciudadanía, quiere ciudadanía plena”, dijo Dilma Roussef. Eso nos recuerda que América Latina, sigue siendo el continente más desigual del mundo, y Brasil parece que la lleva en esta “primavera latinoamericana», donde podríamos decir, de alguna manera, que la samba quiere cambiar de ritmo y está cambiando de ritmo, pese a que los amantes y adoradores de la antigua samba quieran mantenerla tal cual… los brasileños aspiran si o si a un nuevo país, a un nuevo ritmo de país… mientras eso ocurre, en Chile nos preguntamos si lograremos cambiar nosotros el ritmo de la cueca, donde cada vez que bailamos, los únicos que zapatean en “el sistema” son los poderosos… pero no se preocupe, al menos en la cueca tenemos 3 patitas y estamos viendo la primera, las que siguen, darán cuenta de lo que hoy los ciudadanos aspiramos, y es que también queremos entrar al baile… ¡y zapateando fuerte!
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